martes, 23 de junio de 2009

CAPITULO XVII: INSOLENCIA

Miré a Edward un poco desorientada, volví a mirar hacia la ventana para observar otra vez a Edward; estaba enfurecido, claro que él ya sabía quién era.

Levanté la puerta de la ventana para saludarlo más rápido así se iría más rápido, no quería que el momento se desasiera por culpa de un tonto chico; un frío aburmador golpeó en mi rostro y fruncí el ceño intentando alejarlo.

- ¿Qué haces aquí Kevin? – pregunté entre susurros, mi padre estaba en casa y no podía saber que tenía a un muchacho en la ventana, y menos que supiese que tenía a otro en mi cuarto, aunque nunca vería a Edward, tampoco quería que viese a Kevin, era demasiado para mi.

- Necesitaba hablar con vos Bella, disculpa la hora pero mis impulsos pudieron más – dijo un poco pícaro e inocente.

- Tengo un padre Kevin, que por casualidad es el Jefe de policía de Forks, ¿eso te dice algo? – le dije más nerviosa que enojada, aunque mi voz sonaba melancólica recordando el esfuerzo que Edward había echo por darme un beso, y cuando no solo había logrado eso, sino que mucho más, este tonto chico vino a quebrantarnos la paz y el amor.

- Lo se, pero de verdad necesito hablar contigo Bella. No quiero ser Romeo, pero juro que subiré hasta tu ventana – sentí como Edward gruñía amenazadoramente aún detrás de mi, lo suficientemente escondido como para que Kevin no lo viese, pero lo suficientemente cerca de mí como para sentir su cuerpo. Lo miré suavemente, pensando en lo irónico que sonaba el “Romeo” en la boca de otro que no fuese Edward – calma Edward, por favor – dije susurrando y volví a mirar a Kevin – ya voy.

- Te espero – Kevin dió media vuelta y puso sus manos en los bolsillos, dió un par de pasos hacia el bosque para esperarme; volví a mirar a Edward que estaba rabioso a más no poder.

- ¿Qué se supone que estás haciendo Isabella? – mi nombre completo en su boca me dió un pequeño escalofrío antes indetectable para mí.

- No quiero problemas, sino bajo estoy segura que no se irá, ¿o lo hará? – le dije esperando que su poder de leer mentes me ayudase en algo.

- No – dijo entre dientes furioso – Bella, tú sabes lo que haces, pero juro que lo mataré. En algún momento lo haré, lo que está pensando sabiendo que eres mi novia no es caballeroso para nadie.

- Edward, es humano, no podrá pelear contra ti ni por un segundo, no es como Jake.

- Exacto – dijo mientras mostraba sus dientes de una forma mucho más que aterradora. Tomé mi cazadora y bajé sigilosamente por las escaleras, intentando no despertar a Charlie y deseando no caerme.

Abrí la puerta y dí la vuelta a la casa hacia donde Kevin estaba. Al verme esbozó una amplia sonrisa de satisfacción. ¿Podía ser esto posible?

- Que sea rápido – ordené casi desafiante.

- Lo siento tanto Bella. Todavía no nos conocemos nada, y sin embargo estoy apareciendo en tu ventana en medio de la noche. – no dije nada, no quería decir nada, solo quería que terminase su explicación – pero necesitaba verte Bella. Tengo una extraña sensación contigo, juro que nunca me había pasado antes, no con esta fortaleza; no podía dejar de pensar en ti, no pude dormir, necesitaba verte. Necesitaba ver tus ojos café, tu piel pálida como la luna y tan hermosa – aquello era aún más irónico que lo de Romeo, quitando la parte de los ojos, estaba definiendo casi exactamente lo que un vampiro era. Quería que parara, Edward estaría escuchando toda la convers ación, no quería que por esta tontería Edward rompiese todo tipo de código y se mostrase tal cual es delante de Kevin, y si así fuese estaba segura que el final de Kevin era inevitable. No quería eso para nadie.

- Kevin por favor, escúchate, no tiene ningún tipo de sentido lo que estás diciendo - dije susurrando cada vez más.

- Lo se, Bella. Ese es el problema. Soy un muchacho demasiado racional y centrado como para que algo como esto me esté sucediendo, claro que no tiene sentido, por eso estoy aquí – me miró a los ojos profundamente, no podía creer lo que estaba pasando; Edward lo iba a matar, claro que lo haría, “estúpido Kevin”. Se acercó a mi y me tomó de la mano, intenté quitársela lo más correctamente posible sin humillarlo, ni volverme aún más loca y desesperada. – entiendo, Edward. - dijo vergonzoso - Soy un desubicado, no pude parar Bella eres tan perfecta. - volvió a acercarse aún más a mi mientras yo tragaba saliva.

- Hola – dijo una voz que pude reconocer sin voltear, sabía que iba a pasar. Vi como los ojos de Kevin se ensanchaban.

- ¡OH! – fue lo único que pudo decir, toda aquella verborragia que había tenido conmigo desapareció sin más al ver a Edward.

- ¿Me he perdido de algo acaso? – preguntó Edward irónico, voltee a verlo y tenía una sonrisa pícara pero enojada en su rostro. Suspiré profundamente y lo miré pidiendo a gritos con el pensamiento que fijara sus ojos en mí, para pedirle por favor que no le hiciera daño a Kevin, en este momento desee que pudiese leer mi mente para poder advertirle.

- No – dije decidida – mi amigo Kevin vino a visitarme.

- ¿A estas horas? – jugueteó molesto Edward.

- Disculpa, es mi culpa, casi obligué a Bella a que bajase. Mi intensión era buena.

- ¿Filetear con mi novia era una buena intensión? – preguntó Edward quitando la sonrisa irónica de su rostro, mostrando sus dientes, preparado para atacar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario