domingo, 11 de octubre de 2009

CAPITULO 43: FAMILIA NUEVA

Aquellos ojos verde olivo era lo más bello que había visto en mi vida, tenía la sensación de que mis miedos y nervios nunca hubiesen sucedido al tener a esta hermosa beba en mis manos.
Habían pasado ya dos semanas desde que Renessme nació; Edward era el padre más baboso y tierno que pudiese haber existido, y su familia no se quedaba atrás. Mientras que Jake era un tío muy protector, nunca me hubiese imaginado que actuaría así con un hijo en común con Edward; pero la cuidaba y la amaba, lo único que no me hacía feliz era el sobrenombre que todo el mundo usaba para con ella y que Jake fue quién se encargó de promover, "Nessi", como el mounstro del lago Ness. Me había encabrado muchas veces con él por eso, pero nunca pasó nada y seguían diciendole así, al igual que todos, incluso yo me acostumbré.
La familia de Edward vino a visitarnos a penas se enteraron; Tanya estaba celosa de pies a cabeza como de costumbre, solo que teniendo a Renessme ahora no me daba tranquilidad su envidia. Los demás por su parte fueron amables y tiernos tanto conmigo como con Renessme.
Todo estaba saliendo muy bien, lo único que me preocupaba verdaderamente era el hecho de que Nessi crecía demasiado, ya tenía el aspecto de un niño de 3 años. Caminaba, revoloteaba y era capás de cazar pequeños animales por si misma. Tomaba sangre, a pesar de que prefería la de humanos, de todas formas se conformaba con la de animal; tenía un gran sentido de control a pesar de ser una niña. Ya hablaba, aunque no le gustaba mencionar palabra alguna, su poder de tocar a las personas y decir en la mente lo que quería era suficiente. Solo hablaba fluido conmigo, porque no funcionaba ese temita de entrar en mi mente; a pesar de que muchas veces no era necesario que mencionara palabra, el vínculo era tan fuerte que podía saber lo que quería sin que hablar.
Yo aún era humana, no le agradecí a la vida el hecho de que Nessi no tuviese ponzoña, eso no me ayudaba con el hecho de querer ser vampiro; pero si ayudaba a que pudiese morder tranquilamente a Jake con quien jugaba muy seguido.
- Hola Nessi, hermosa bebé de papá - mi mirada se posó sobre él con cariño, mientras estiraba sus manos para tomar a su hija. Le entregué a Nessi en brazos; luego me levanté y fui a pegarme un baño, lo necesitaba. Intentaba hacer lo menos posible para poder estar con mi pequeña.
- Bella, tenemos compañía. Unos amigos nuestros vinieron a visitar a la pequeña, pero necesitamos de ti para poder presentarla mejor y con tu consentimiento - me dijo Carlisle luego de estar pronta. Bajé, Edward me dió a la niña y me dirigí a la sala donde sus amigos estaban.
- Hola, ella es la pequeña Nessi, digo Renessme - aclaró Carlisle al mismo tiempo que lo miré casi con odio, sufiente era que mi familia y hasta yo lo dijese gracias a que Jake nos lo había pegado; pero gente que recién conocía no era agradable.
Una chica rubia, de ojos claros, no muy alta, pero hermosa hasta la locura, con una cara angelical y amable se levató tranquilamente para poder mirar de frente, ya que estaba en el sillón de espaldas a mi.
- Hola, soy Flami - su voz era tan dulce como su aspecto - esta es mi familia, él es mi padre Adonis - dijo mientras señalaba a un morocho un tanto viejo, de gran porte, pero con sonrisa amable. Me hizo una mueca de saludo mientras la chica con nombre Flami seguía la presentación que le cortó a Carlisle - ella es Marizza, mi hermana mayor - pronunció su nombre mientras veía a una morocha, tan morocha como su padre pero con una sonrisa menos amable, pero sin llegar a la maldad mirándome y haciendome también una mueca. A pesar de que Flami no fuera la más grande, parecía ser quién tomaba las decisiones - por último él es Iván mi otro hermano mayor - aquel chico era mas o menos de mi edad, o por lo menos de aspecto. Su sonrisa también era angelical, rubio como Flami, con ojos azules, alto y de muy buen porte como el padre.
- Un gusto - me limité a decir - esta es mi hija Renessme - dije mientras Nessi estiraba sus brazitos para que Flami la tomara en sus brazos. Mi pequeña tenía la capacidad de ser simpática con todas las personas que sintiese buenas y las personas tenían un amor muy especial con mi pequeña niña. No era para menos.
- ¿Puedo? - preguntó Flami, mientras le devolvía el intento de abrazo a Nessi.
- Claro - dije y se la acerqué al cuerpo. La tomó cuidadosamente y al mismo tiempo, Nessi le tocó la mejilla. Falmi quedó quieta por un rato, hasta que volvió en si.
- Si cariño, fue hermoso, muchas gracias. Tu también eres muy hermosa - la conversación y presentación que Renessme le había dado fue el detonante de lo último que quedaba para simpatizar. Se llevaban bien.
- Hola - dijo Jake mientras entraba locamente por la puerta sin golpear - vengo a ver a mi hermosa sobrina - todos lo miramos no solo por su entrada, sino porque paró de prepo allí mientras miraba a un lugar fijo. No pude entenderlo hasta que vi como clavaba sus ojos en Flami. Estaba anonadado, con los ojos casi llorosos y fuera de si mismo.
Flami por su parte, no estaba de mejor manera; también se encontraba un tanto idiotizada y lo miraba con... ¿amor?
¿Podía ser posible que Jake se hubiese imprimado en una vampira?
Todos miraron de manera extraña lo que estaba pasando, la familia de Edward entendía lo que sucedía, porque estaban todos al tanto de lo que era la imprimación; pero la de Flami no. ¿Cómo le caería la nueva noticia?

Jake

Al entrar a la casa de los chupasangre a ver a la hermosa hija de Bella, quien había adoptado como mis sobrina, me pasó lo que nunca creí que me pasase o por lo menos creí en cierto momento que me había pasado con Bella.
Unos ojos verdes agua me miraron y fue como si me hubiesen dado un golpe en el pecho; como si un barril de un millón de kilos cayera sobre mi. Las mariposas de las películas se posaron sobre mi, el estómago se me cerró, tragué saliva, tanto que se escucharía de aquí a la maldita Luna.
Todo dió un giro mortal, sentía como si no pudiese estar alejado de aquella pequeña rubia, como si el mundo ahora solo dependiese y fuese para ella. Estaba imprimado. ¿Pero cómo?, ¿con una vampira? Imposible, me dije a mi mismo; a pesar del dolor que raramente me llenaba por dentro por pensar en irme lejos de ella, me di media vuelta por donde vine y me fui corriendo hacia el bosque.
Siempre había soñado con mi imprimación, aunque creía que era con Bella, no estaba del todo seguro si era eso o era amor sin imprimació.
Corrí y corrí por el bosque en busca de soledad, de respuestas conmigo mismo y de algo que me pudiese hacer entender que estaba pensando mi instinto al imprimarse en una chupa...ya ni siquiera podía decir chupasangre cuando era destinado a ella.
Algo no estaba bien, ¿cómo aceptar estar imprimado y cuidar de alguien toda tu vida, sin dejar de estar un segundo a su lado cuando es el mismo ser al que odias?

CAPITULO 42: LA NOTICIA

Edward

- ¿De qué hablas Alice? - pregunté un tanto tullido y lleno de miedo. Esto no podía ser bueno, Alice estaba haciendo todo lo posible para no pensarlo, otra vez era algo tan malo como para que yo no lo supiese de golpe.
- Bella... - dijo y agachó la cabeza.
- Dilo YA Alice Cullen, deja de torturarme, basta de terminar la frase allí.
- Ella está embarazada
- sus palabras chocaron contra mi, como si fuesen mil neófitos golpeandome el pecho. ¿Bella embarazada?, ¿cómo había sido eso posible?
- No puede ser, ¿cómo lo sabes? - pregunté aún fuera de mi.
- Vi a Bella de manera extraña, con una panza fuera de lo común, no pude ver nada más allá de eso. No se porque, pero ese niño que viene en camino no es ni un vampiro, ni un humano.
- Dios mío, tenemos que ir por Bella ahora mismo, tenemos que llevarnos a Carlise.
- corrí hacia Carlisle lo más rápido que pude, le conté la visión de Alice y ambos marchamos junto con Alice y Jasper hacia donde Bella se encontraba con ese maldito licántropo.
Fuimos en auto, así que demoramos aún mas, nadie nos podía ver y la luz del sol por aquellos lados era muy fuerte.
Nos instalamos enfrente de la casa de Bella, mientras mis recuerdos se hacían vivos. Veía su sombra revolotear con las cortinas de la ventana, pero no la veía sola, el cuerpo de un hombre grande y musculoso me estaba matando los celos. Estaba ansioso, quería volver a verla, abrazarla, decirle que la amo y que estos tres días habían sido peor que los cien años de soledad que me aparcaron sin ella, aún sin saber que existiría.
El día se hizo noche y Carlisle dió el primer paso.
- Vamos Edward, tranquilo, yo hablaré con ella, ¿de acuerdo? - preguntó tranquilo, mientras Jasper usaba sus poderes para que el ambiente fuera lo más normal y agradable posible.
- Si, esta bien. Vamos - dije bajo las influencias de ambos. Salimos del auto y tocamos la puerta, estabamos esperando que alguien abriera.
- ¿Quién es? - preguntó esa dulce voz que yo tanto amaba.
- Carlisle Bella, debo hablar contigo.

Bella

Jake estaba de lo más alegre el día de hoy, hablaba como si se hubiese ganado lo más preciado en el mundo para él; aunque sin ser egocéntrica, sabía que eso para él era yo en este momento.
Lo importante, es que no me hacía sentir incómoda, era un caballero, a pesar de sus insistentes burlas, bromas y simpatía desmensurada. De todas maneras, siempre había sido bueno conmigo, metido, pero bueno.
- Bella, te hice arroz con hamburguesas. Espero que te gusten - se había tomado las molestas de cocinar para mi. Mientras mis lágrimas eran para mi el agua de cada día. Estos tres días habían sido terribles; ni rastros de Edward, no me vino a buscar. Eso no era lo que yo esperaba, estaba segura que él vendría por mi, enojado, molesto, triste, no importa como, pero que vendría por mi. Sin embargo, no fué así. Agradecí la desvergonzada idea de Jake de venir conmigo, me hacía bien, me distraía de a momentos y podía aunque sea tener un poco de tranquilidad en medio de esta tormenta.
Alguien tocó la puerta, mientras ponía la mesa.
- Yo voy - grité a Jake quién intentaba sacar el arroz de la hoya sin quemarse.
Caminé lentamente, con miedo, sin saber quién podría ser. Eran las ocho, no era tarde; podrían ser muchas personas, a esta altura todo el mundo sabía en donde yo me encontraba. Pero mis deseos eran los mismos, al fin Edward vendría a buscarme, no sabía como reaccionar ante eso.
- ¿Quién es? - pregunté con una voz tranquila. - Carlisle Bella, debo hablar contigo - ¿Carlisle?, ¿qué hacía aquí?, ¿por qué él? No podía no abrirle la puerta a Carlisle, él siempre había sido tan bueno conmigo, y era tan bueno con el mundo, que era prácticamente imposible decirle que no a alguien. Abrí la puerta para descubrir, no solo a Carlisle, sino a Alice, Jasper y a Edward, parado allí mirándome con cara inexpresiva, pero con los ojos más tristes y preocupados que jamás en mi corta vida había visualizado.
Me preocupé por un momento, no era el único que tenía esa cara. Algo estaba pasando.
- Pasen - dije sabiendo que esto no iba a ser un vaya y pase. Todos pasaron, Alice me abrazó con fuerza, al mismo tiempo que susurró en mi oído, "te extrañé".
- Siento olor a chupasangre - dijo Jake quién salía de la cocina, con la peor cara que pudiese ver en él. Su sonrisa se le borró, la alegría se fue y entendía claramente porque.
- No estamos para chistes chucho - dijo Edward. Aquello no me gustó nada, pero Jake se lo merecía, él había comenzado.
- Bueno, basta de peleas. Digan a que vinieron - fui lo más grosera posible, no podía caer ahora solo porque todos habían venido por mi.
- Bella. En estos días que pasaron, te has sentido rara o algo por el estilo - preguntó Carlisle serio y profesional, estaba siendo médico y no Carlisle en este momento.
- No entiendo, ¿qué me estás preguntando?- En temas de salud, ¿como te has sentido? - me impulsé a contestarle, algo serio estaba pasando.
- Si, me he sentido un tanto extraña. Pero, no creo que sea nada malo, algún dolor de estómago - Edward bajó la cabeza, Alice me miró con lamentos, Jasper intentaba calmar el lugar, lo sentía.
- ¿Qué rayos está pasando? - preguntó Jake, quién estaba tan ansioso y cansado de tanta vuelta como yo.
- Bella, necesito controlarte. Me parece que estás embarazada - mis ojos se abrieron de par en par, no había escuchado aquello, esto no estaba pasando. Era totalmente imposible. NO. En ese instante caí en la inconciencia.
Al despertar, estaba en mi cama, con Edward a mi lado.
- Bella, ¿cómo te sientes?
- Bien, estoy bien.

- Carlisle te revisó Bella, parece que todo es cierto. Vas a tener un bebé - en aquel instante comencé a llorar. No sabía si de felicidad, o de preocupacion. Pero había algo en mi que me decía, que esta bebe iba a ser lo mejor que podía pasarme. Edward prosiguió. - no estamos seguros si sea lo mejor que sigas con este embarazo Bella. Las posibilidades que mueras es alta.
- ¿Qué dices? Yo voy a tener este bebé, me extraña Edward que no quieras al hijo que llevo en mi vientre
- No Bella, no me mal interpretes, es algo nuevo y maravillosos para mi, pero es por tu bien Bella.
- De ninguna manera, si muere el muero yo.
- ¿Estas segura Bella?
- Lo estoy
.

Las semanas fueron pasando, las cosas se fueron complicando. Mi panza crecía, el bebé crecía y me comía por dentro. Bebía sangre.
La cesárea fue la dedición final de Carlisle, no querían que muriese yo, y Edward nunca dejaría que me convirtiese en vampiro.
Nació una hermosa beba, a quién le puse Renessme.
Mis padres no sabían nada, todos creían que me había ido de viaje con Edward, sus padres si que saben encantar a la gente, de otra manera esto no podía ser guardado como un secreto. Por mi parte, pasé el embarazo en la casa de los Cullen, sufriendo, llorando, pero con esa hermosa beba en mis brazos.
Jacob no estaba muy feliz de todo esto, esa bebé sería algo tremendamente irritable para su vida, para la vida que el pretendía construir conmigo, que no pasaría y por tener otro vampirito por aquí. De todas maneras, quedó encantado con la beba, aunque de vez en cuando hablaba sobre nuestros propios bebés, hasta que Edward le daba un par de cascotes.
Edward y yo, supimos llevarnos mejor, todo había pasado, el miedo se había ido, estabamos nuevamente juntos y felices.
Renessme era la niña más bella que jamás había visto, mitad vampiro, mitad humano. Traería alegría, pero también habría problemas; los Volturius mas que nunca querrían que yo me convirtiese en vampiro y no sabía que podían hacer con mi beba. Pero yo haría todo lo posible por protegerla.

CAPITULO 41: DOLOR

EDWARD

- EDWARD EDWARD!! - gritó Alice desde lejos. Mis ojos se abrieron de par en par, no necesitaba decirme nada, lo había leído todo en su mente.
Corrí hacia ella buscando explicaciones, aunque eran las mismas que yo sabía ahora.
- ¿Por qué Alice? - casi le grité, estaba seguro que si ella pudiese llorar lo estaría haciendo. Bella era como su hermana, sentía que lo era mucho más que cualquiera de los otros hermanos.
- No lo se Ed, no lo se. Pero se fué, y...
- ¿Qué, qué pasa?
- le pregunté, había algo que no estaba viendo.
- No se fue sola.
- ¿De qué hablas?, ¿cómo lo sabes, no leí nada en tu mente?
- pregunté un tanto confuso.
- Quise esconderlo, no era bueno que lo supieses así como así tan de prepo.
- Habla de una vez Alice Cullen
- Se fue con Jake
- ahora si que no entendía absolutamente nada. ¿Con Jake?, ¿por qué se habrá ido con él?.
Miré a Alice con furia, celos, estaba muriendo por dentro, esa noticia me había destruido aún sin saber porque ella se había ido y encima con Jacob.
Me fui descontrolado de la casa, corrí por el bosque como si nada más me importase y en menos de un segundo llegué a la casa de Bella.
Charlie estaba allí, algo no estaba bien; ¿Charlie lloraba?. Me acerqué para mirar aún mas de cerca y vi a Charlie sentado en la mesa de la cocina, con una foto de Bella de niña sobre la mesa, mientras que él apoyaba sus codos en la mesa y su cabeza en sus manos, sus lágrimas caían por su mejilla.
Bella te volví a perder, te fuiste otra vez. ¿Cómo decirte que eres mi mundo, mi pequeño mundo? Vuelve por favor vuelve
Sus pensamientos me llenaban de dolor, no sabía porque me sentía así, pero me daba culpa y pena por otro lado; toda la culpa de que Bella haya tomado su rumbo era mía. Yo la había traído a este mundo y ahora ella se había ido, hacieno sufrir a su pobre padre que tanto la amaba, aunque a escondidas, ella lo era todo para el como lo era todo para mi.
Tenía que dejarla tomar su rumbo, las lágrimas de Charlie me dieron el impulso final para decidir que debería dejarla ir, si ella lo había decidido así nada podía hacer.
Volvía a mi casa, con la cabeza gacha, corriendo demasiado lento para lo que me gustaba y pretendía hacer.
Al llegar toda mi familia se encontraba charlando sobre Bella, sobre mi y como podían traerla de vuelta a casa.
Me miraron al entrar, callaron inmediatamente, Esme se intentó acercar a mi, pero en un segundo ya estaba en mi cuarto, necesitaba mi soledad, la misma que tuve por tantos años; la única diferencia era que esta vez tenía al amor de mi vida o mejor dicho mi no vida en este mundo. Ella estaba allí, tan cerca, pero tan lejos de mi.
No podía convivir sabiendo que no estaría mas a mi lado, pero no podía tampoco estar a su lado si todo salía mal y la hacía sufrir. Era la mejor decisión.
Tres días pasaron, tres noches pasaron; esas noches que eran interminables cuando eres un inmortal; y aún mas cuando sabes que el amor de tu existencia no esta a tu lado.
- Edward - tocó Alice a mi puerta.
- Dejame en paz
- Hace tres días que estas allí encerrado, sal de una vez. Debo hablar contigo, es importante.
- No Alice, no caeré y tampoco quiero salir.
- Edward, de verdad es importante. Tuve una visión y es necesario que salgas
- su voz sonaba desesperada, verdaderamente algo estaba pasando. "Bella", fue lo único que logré pensar. Corrí hacia la puerta, la abrí y la miré, sus ojos eran incalculables.
No sabía si era por alegría o por dolor, era una mezcla.
- Bella... - dijo y calló como arrepintiendose de algo.
- ¿Qué pasa con ella?
- Esta bien, no te alteres. Pero hay algo que debes de saber que cambiará todo para ella y para ti.

CAPITULO 40: MI PARTIDA

"Bella no. No lo hagas te lo pido por lo que mas quieras, no me dejes - gritaba Edward desde lejos, no se acercaba a mi a pesar de que quería con todas sus fuerzas tomarme entre sus brazos para que me quedara con él. Sentía que quería correr hacia mi pero no podía, mientras yo me iba, caminaba despacio hacia mi camioneta la que tenía mis bolsos y todo pronto para marcharme. De mis ojos caían lágrimas, demasiadas lágrimas, tantas que llegaban al punto de molestar."
Me desperté de un golpe, mientras veía a Edward enfrente de mi intentando despertarme.
-Bella, Bella cariño despierta - gritaba deseperado.
- ¿Qué pasa? - pregunté un tanto confusa por tanta locura de su parte.
- Estabas llorando desesperadamente, creí que te iba a pasar algo. ¿Qué ocurre mi amor? - lo miré un tanto molesta, el sabía lo que pasaba.
- Lo sabes Edward. ¿Cómo está Kevin?
- Él está bien, lo llevamos a lo de Tanya y su familia; es el mejor lugar para que él esté en este momento. Él más seguro y confiable para él.
- Dios mio
- dije mientras bajaba la cabeza y me lamentaba por todo lo que estaba pasando. Cada vez estaba más segura de lo que pretendía hacer y ese sueño era el límite - ¿le dijeron a los padres lo que pensaban decirle? - me miró triste.
- ¿Cómo están? Me imagino que quieren morir - no supo decirme nada, solo asintió con la cabeza. Era inevitable, para sus padres Kevin estaba desaparecido y en todo caso creían que muerto.
- ¿Qué estabas soñando? - me preguntó para cambiar de tema, pero lleno de curiosidad.
-No lo se. Me levanté con nostalgia, pero no se que soñaba - le daba gracias a mi mente, de que Edward no pudiese leerla, en momentos como este me salvaba.
Aunque no me creyó nada, de todas maneras no me presionó.
Me llevó hasta mi casa para que pudiese tener mi vida humana, aunque fuese por un rato. Me dejó sola porque tenía que ir a hablar con su familia; ideal para lo que pretendía hacer.
Me bañé, armé un bolso y esperé a que Charlie viniera, no demoraría mucho.
- Bella, cariño. ¿Qué pasa? - preguntó al verme con los ojos llorosos y mis valijas a un costado.
- Me voy - sus ojos se abrieron par en par, no lloraba, su "hombría" se lo impedía, pero sabía que por dentro se estaba muriendo. A pesar de la poca comunicación, yo sabía que para él era su vida.
- ¿Qué hice? - preguntó con un nudo en la garganta.
- Nada papá; mi madre me pidió que fuera un tiempo con ella, me necesita. Tu sabes que estoy muy feliz aquí, no solo por Edward, sino por ti - solo se acercó a mi y me dió un abrazo que nunca hubiese esperado de él, me llenó de tranquilidad. Por lo menos, sabía que con Charlie las cosas no iban a estar mal, que el me amaba y yo a él.
Tomé mis bolsos y comencé a pensar en cualquier cosa que en mi partida, no quería que Alice pudiese leer lo que iba a hacer y que Edward me parase. No sabía si estaba haciendo las cosas bien, pero tampoco estaba segura de hacer mal, solo tenía que probar para saber como las cosas iban a marchar. No estaba segura de irme por siempre, pero no quería hacer más daño a nadie más.
Me subí a mi camioneta, la cual en este momento si me molestaba su zumbido insesante gracias al motor; puse un poco de música de esa que me hiciera recordar más a Edward y me hiciese peor, en momentos como esto el mazoquismo es la dosis básica para estar mejor. Vaya ironía.
De pronto sentí un golpe en el auto que me asustó, solo pensé "Edward no", creí que se había dado cuenta de todo y venía por mi.
Me sentía aliviada pero a la vez molesta por ello, pero al mirar hacia atrás solo tenía a Jake con una cara de perro mojado e inocente; se acercó hacia el lado del acompañante abrió la puerta y al entrar se convirtió en menos de un segundo en humano, aún me impresionaba.
- ¿Qué se supone que haces Isabella Swan? - me preguntó muy molesto, no lo había visto así nunca conmigo.
- Me voy Jake y no pienso dar marcha atrás - inenté sonar lo más dura posible.
- De acuerdo, iré contigo - me dijo muy seguro mientras se arreglaba al asiento y se ponía el cinturón de seguridad. Intenté mirarlo lo mas fijo posible mientras manejaba.
- Estas desquiciado perro. No irás a ningún lado conmigo.
- Si yo no voy, tu tampoco irás a ningún lado. Decide.
- Jacob, baja ya de este auto.
- No.
- JACOB
- Dije que no y es no. Decide
- parecía un niño chico intentando pelear conmigo, sabía que no se iba a bajar aunque le dijera lo más doloroso. Siempre encontraba la manera de reír y quedarse, sabiendo que era una simple forma de que se fuera.
- De acuerdo, ven conmigo. Pero no molestes.
- Dejame manejar
- Ni lo sueñes
- No puedes manejar así
- Calla
- me tomó rápidamente por debajo de los brazos y me sentó en el lado del acompañante, mientras él orgulloso se sentaba en el lado del conductor. No entendí ni en que momento se sacó y me puso a mi el cinturón de seguridad.
- Eres insoportable Jake
- Pero me adoras
- dijo con una sonrisa en la cara. Como podía ser que siempre fuese así - ¿a dónde iremos pequeña humana desquiciada?
- A mi casa en Arizona. Ya llamé a mi madre para decirle que me iba, pero que ella no fuera, que necesitaba estar un tiempo sola. Aunque veo que eso no va a ser posible
- lo miré un tanto molesta todavía, pero aliviada de que el estuviera conmigo.
Marchamos hacia mi casa, no sabía como iba a ser todo de ahora en adelante, ni como Edward iba a reaccionar, ahora solo tenía que pensar en que las cosas mejorasen.

CAPITULO 39: CERCA DE MI FINAL

No sabía para donde correr, no entendía nada. Estaba segura que sus colmillos no llegarían a mi, toda la familia estaba encima mío, mientras Edward intentaba pararlo.
Alice me tomó de un brazo y me llevó corriendo hacia fuera, me subió al auto de apuro mientras Jasper de un solo golpe cerraba la puerta y se ponía delante junto a su amada.
- ¿Qué pasa? - pregunté aún sabiendo que era lo que pasaba.
- Kevin, esta transformado, vino a buscarte pensando que podría controlarse, pero claramente no.
- ¿Cómo no lo pararon antes?
- Ya sabes Bella, los neófitos son mucho más fuertes y rápidos que los vampiros más antiguos. No tienen control de sus emociones, ni pensamientos; pero si pueden ganarnos en ese sentido a nosotros.
- Es verdad
- susurré - ¿Edward estará bien?
- Si, ellos podrán pararlo. Pero necesitamos llevarte a un lugar seguro
- me miré para darme cuenta que aún estaba en toalla, aunque eso era lo de menos y más sabiendo que tenía a Alice junto a mi. Jamás dejaría que estuviese mal vestida - aunque no le hiciese caso - y menos que menos desnuda.
- Bella, iremos a casa a que te vistas - la miré extrañada, a veces me hacía creer que también podía leer mentes - ¿de acuerdo?
- Si - dije. Al llegar a su casa, me dió un vestido verde oscuro, con unas sandalias de "madera" y me arregló el pelo
- Alice no vamos a ir a bailar ni nada por el estilo, me podré una coleta, no es necesario que me arregles tanto.
- Bella, sabes que no podrás conmigo. No es necesario arreglarse para nadie, ni para nada; es para que tu estés bien puesta. Mientras estés a mi cargo, las cosas serán así.
- ¿Mientras qué esté a tu cargo?
- pregunté un tato curiosa.
- Si Bella, Edward y los demás deberán llevar a Kevin a algún lugar para que se recupere, no puede estar cerca de ningún humano y menos de ti.
- ¿Qué les dirán a los padres?
- Bella, lamento decirte esto, pero ellos deberán creer que murió o desapareció por un tiempo. Por lo menos mientra que él no pueda pensar claramente, luego tomará él la decisión de que hacer. Aunque no tiene muchas opciones, tú lo sabes
- aquello fue como un puñal. No podía creer que el tonto Kevin había dado su vida para salvarme, convirtiendose en vampiro y todavía eso haría que la familia de Kevin se desmoronara de dolor - tranquila Bella, todo estará mejor.
- ¿Cómo Alice?, ¿cómo todo puede estar mejor?, solo hago daño. Es lo único que se hacer, aunque no lo quiera, pasa. Esto no puede ser así.
- ¿Qué quieres decir?
- preguntó Jasper, quien estaba intentando que me calmase.
- Ya lo sabrán. Gracias Jasper por calmarme, pero esto no cambiará mi decisión.
- Bella, no hagas nada de lo que te puedas arrepentir - Jasper sonaba contunente, pero preocupado.
- No te preocupes - le dije y me fui al cuarto de Edward. Necesitaba estar sola y ellos lo entendieron. Me recosté en su sillón, mientras puse un poco de Debussy, esa canción que me hacía acordar tanto a él "Claro de Luna", mientras intentaba pensar como las cosas podrían llegar a estar en su sitio, como podía hacer las cosas para que todo fuese mejor. Tenía miedo, estaba muerta de miedo. Pero no podía seguir todo así, algo tenía que hacer.

CAPITULO 38: NEOFITO Y AMOR

KEVIN

No entendía que me estaba pasando, algo en mi cuerpo me estaba pidiendo a gritos morir, pero otra parte me estaba pidiendo vivir. Era una mezcla entre el dolor y el maravilloso rostro de Bella; era ella por quién yo podía ver el mundo de una manera más positiva.
Mi cuerpo se estaba convirtiendo en algo que no era yo, en algo más allá, sabía que iba a ser un vampiro, eso no me daba miedo, quizás de esa manera podría conquistar a Bella o por lo menos vivir con ella todo el tiempo que sea suficiente para verla feliz.
La amaba, ahora estaba más seguro que nunca, el cambio que estaba teniendo, me hacía ver las formas de una manera diferente, con más tranquilidad, menos ansiedad, mi cabeza estaba funcionando a mil y ahora sabía que ella era el amor de mi vida, aunque yo no fuese lo mismo para ella; pero la cuidaría, nada importaba; ni Edward, ni Jake, ni ningún otro chiquillo humano tonto que anduviese por ahi intentando conquistarla. Nada importaba ya.
Comencé a respirar de otra manera, ya no sentía mi corazón latir, ya nada tenía el mismo sentido; volví en mi suavemente mientras miraba hacia todos los costados, allí estaban Carlisle y Esme mirandome asombrados, mientras escuchaba como llamaban a sus hijos suavemente, tanto que un humano no pudiese escucharlos, pero ahora yo si.
En menos de un milisegundo llegaron Alice, Jasper, Emmett y Rosalie.
- ¿Bella? - fue lo único que pude decir; al nombrarla un dolor en la garganta, rasposo y doloroso se cruzó rápidamente; pegué un pequeño alarido mientras Carlisle traía en su mano un vaso lleno de sangre.
La tomé sin pensarlo, de inmediato el dolor cesó, pero aún faltaba algo, era sangre de animal, no era de humano; esto no iba a estar nada divertido sabiendo que Bella era humana y podría lastimarla.
Ahora si que comenzaba a pensar de una manera menos convincente y lleno de miedo, pero de sed.

BELLA

- Edward, Kevin debe de haber despertado a estas horas, ¿cómo estará?
- No lo se, pero toda mi familia esta con él y principalmente Carlise, sabes que el podrá ayudarlo
- dijo Edward quien aún se encontraba a mi lado en su forma vampirezca desnuda y hermosa. Charlie no volvería en todo el día y Edward no me dejaría sola, tenía miedo de que a Kevin se le diese por escapar, venir a verme; todo terminaría mal siendo un neófito.
- Lo se. Aún me siento mal por todo lo que le pasa, es mi culpa y lo sabes.
- No lo es Bella, no es tu culpa. El se tiró a salvarte y bueno.
- Si no lo hacía, yo sería vampiro ahora.
- Lo se, y se lo agradezco de por vida, o de por muerte por decirlo de una manera más exacta
- su voz sonaba melancólica, no entendía cual era mi opción ante todo esto, algo no iba a estar bien si seguía insitiendo con no convertirme en vampiro, yo quería e iba a pasar - de todo modos no quiero hablar sobre eso otra vez Bella. Vamos a desayunar, ve a bañarte y yo te preparo algo pequeña humana caprichosa - intentó ser lo más dulce posible, mientras yo por dentro quería discutir el tema, lo respeté aunque no se iba a quedar así.
- Si señor - me limité a decirle, mientras tomaba ni neceser y marchaba a tener mi momento humano.
Me bañé mientras pensaba en lo terrible que sería para mi ver a Kevin, o de lo terrible que sería para Kevin verme a mi o a cualquier otro humano.
Tenía miedo, tenía la sensación de que algo no estaba bien, ni lo iba a estar.
Un ruido en mi cuarto me lo hizo saber, salté descontrolada, salí de la ducha, me puse la toalla y salí a la busqueda de mi amado vampiro y de aquel ruido aterrador que me hizo estremecer.
Al entrar a mi cuarto, Edward se encontraba junto a la pared con Kevin en sus brazos y toda su familia alrededor, intentando calmar las ansias de aquel nuevo y viejo neófito, quien había sido alguna vez mi amigo y ahora me miraba con ganas de mi sangre y de mi vida.

CAPITULO 37: ESOS MOMENTOS

Nada tenía sentido, Kevin ahora se estaba convirtiendo en un vampiro en el cuarto contiguo al del Edward donde yo me encontraba.
Sus gritos se escuchaban gritos incesantes, tanto que me daba miedo; miedo y culpa, sentía que algo tenía que hacer por él, pero sabía que era muy tarde.
Solo había pasado dos días desde que lo mordieron, pero estaba segura que habían pasado meses, era todo tan eterno y yo estaba llena de miedo por lo que Kevin podría hacer.
Edward me quería llevar a toda costa a mi casa, a pesar de que yo me negué, me hizo prometerle que hoy me llevaría; no era seguro para mi quedarme en el momento en el que Kevin se despertase, sería un neófito y yo a pesar del amor que me tenía aún seguiría siendo una simple humana.
- Mi amor, ten calma, todo estará bien.
- Sabes que no Edward, Kevin se convertirá en un vampiro y todo por mi maldita culpa.
- No es tu culpa cariño
- su no desesperación me estaba acuchillando por la espalda.
- Basta Edward. Sabes que si, yo lo metí en esto y el intentó salvarme, sino fuese por él quién estaría convirtiendose en vampiro sería yo y lo peor de todo es que no me ayudó, sino que quitó de mi uno de esos momentos que yo quería que pasasen - los ojos de Edward se abrieron como platos.
- ¿De qué hablas Bella? - claro que sabía de que hablaba, no le convenía saberlo, porque no quería de ninguna manera que yo fuese un vampiro.
- Sabes de que Edward, yo quiero convertirme. Quiero vivir mi vida contigo, sabes que no me interesa nada más.
- Calla Isabella Swan, calla. No quiero que lo digas ni en broma.
- No es una broma, es lo que quiero y es lo que va a pasar Edward
- en menos de un segundo me descubrí sola en el cuarto. Se había enojado y se había ido tan rápido como pudo. Me levanté tranquilamente, y caminé hacia la puerta. Alice intentó hablarme pero no le presté antención, se dió cuenta de mis pocas ganas y me dejó marchar. Tomé mi furgoneta, la cual Edward había dejado aparcada sutilmente en el garage luego de todo lo que había pasado, me subí y me fui tranquilamente a mi casa. No podía soportar que Edward se enojara conmigo por querer ser lo que él, para poder estar juntos por siempre. A pesar de que eso quisiera decir que me convirtiese en lo que el no quería que yo fuese; pero mi única meta ahora era estar junto con él y que todos a mi alrededor pudiesen ser felices también.
Llegué a mi casa y como de costumbre Charlie no estaba, tomé una cuenca de cereales y subí a cambiarme e intentar descansar un poco; me iba a esparar algo bastante importante y difícil cuando Kevin se terminara de convertir. Según Edward, a pesar de estar en un estado fuera de él, vendría a buscar me por el simple hecho de amarme.
Eso me traía un tanto de miedo y otro de preocupación, no solo por mi, sino por él mismo; Edward jamás permitiría que se me acercase y si lo hiciese de seguro lo mataría, eso no me hacía nada feliz.
No solo había terminado siendo un vampiro por mi culpa sino que cabía la posibilidad de que su vida o no vida, terminara por mi culpa también.
- Bella - me asusté y di una vuelta rápida. Me pegué contra la cama y hubiese caido al suelo, sino tuviese como novio a un bello y rápido vampiro.
- Bella - me asusté y di una vuelta rápida. Me pegué contra la cama y hubiese caido al suelo, sino tuviese como novio a un bello y rápido vampiro - ¿te encuentras bien? - preguntó sinceramente preocupado.
- Si - me dejó nuevamente en el suelo seguro y se alejó un tanto.
- Lamento haberme ido así hoy, realmente me causa mucho dolor escuchar que quieres convertirte en un moustro como yo - aquello me dolió en el alma. Me acerqué lentamente a él, lo tomé de la mano y lo besé tan tiernamente como pude.
Me miró con mucho amor luego de terminar el beso dado por mi, me acarició el rostro y me tiró en la cama con mucha dulzcura y seducción.
Y en aquel momento Edward me hizo el amor como nunca antes me lo había hecho y de una manera en la cual yo sentí que me amaba como nunca antes, eso me hacía sentir segura a pesar de todo lo que estaba pasando.

CAPITULO 36: TODO QUE PERDER

No podía creer lo que estaba viendo, aquellos dientes punzantes y tremendamente terrorificos a pesar de estar en la boca de una físicamente dulce y tierna niña, se estaban clavando lentamente en el cuello de Kevin.
Eso o lo mataría o lo convertiría en un vampiro, y claro, como no podía ser de otra manera, todo era mi culpa.
Alguien detuvo a Jane con un gran golpe en la espalda, y salió volando por los aires de una manera totalmente bestial.
Me asusté, no podía moverme, pero me arrastré hasta Kevin que ahora estaba solo, lo miré a los ojos, aquellos ojos ya no eran los mismos, Kevin estaba entrance, no gritaba, a penas podía respirar; debería ser parte del proceso de conversión. No sabía que hacer, tenía ganas de saltarle en el cuello y chupar el veneno, pero no sabía que consecuencias traería para él y si podía salvarlo verdaderamente.
Me largué a llorar de manera desmedida, a penas podía ver a mi alrededor por culpa de mis lágrimas, a penas podía escuchar lo que estaba pasando por mi aturdimiento, tenía miedo de desmayarme. Ya era moneda corriente eso en mi y no me sorprendería si pasase, aunque si me daría demasiada bronca porque solo sería otro problema más en todo este asunto.
- Bella, cariño. Ven, apartate - miré a Edward, quién estaba tranquilo, demasiado como para estar en el medio de una pelea - todo terminó. Ellos se fueron - ¿se fueron?, no entendía. ¿Se habían rendido? - pero van a volver, tenemos que irnos lo más pronto posible, tenemos que esconderte Bella. Solo se fueron para tapar un mejor ataque que este. Vamos.
- Pero Kevin, KEVIN... EDWARD. No quiero que se convierta, por favor, haz algo. Carlisle, Carlisle
- mi voz sonaba cada vez más desesperada y solo podía gritar balbuceando.
- Ahi viene, ven Bella. Necesito llevarte, todo estará mejor - me tomó por debajo sin mi consentimiento y volví a estar en el aire a un millón de kilómetros por hora, ya no sabía a cuanto podría ir de rápido estos vampiros. Cerré los ojos, no quería volver a sentirme mal, esta vez era con Edward, el se ocuparía de mi para que no cayera.
Llegamos a mi casa, Charlie estaba trabajando aún, tomó algunas cosas necesarias y las tiró en un bolso rápidamente, y volvió a tomarme en brazos para ir a su casa.
- Edward, ¿qué es lo que pasara?, ¿cómo reaccionará Kevin con todo esto?, ¿se convertirá en un vampiro?
- No lo se cariño, Carlisle está con él, sabrá que hacer. Necesito que descances, te necesito enterita y bien mi amor, para poder llevar esto de una mejor manera. ¿Me lo prometes?
- lo miré con la mejor cara de "Si", aunque por dentro yo sabía que algo no estaba bien, que algo había cambiado.
Me acosté, a pesar de mis no ganas de dormir y todos mis pensamientos, el cansancio pudo más y me dormí lo suficientemente rápido como para no recordarlo.
Al despertar, Edward estaba a mi lado.
- ¿Qué pasó con Kevin?
- Carlisle no pudo hacer nada cariño, el se esta convirtiendo.
- Oh, Dios santo
- mis nervios se volvieron a poner a flor de piel, no podía creer lo que estaba pasando, ni yo era la misma, ni Kevin era el mismo. Solo tenía una cosa en claro: yo era un peligro para todo el mundo, se estaba yendo todo fuera de control y algo tenía que hacer para que todo acabase.

CAPITULO 35: LA HUIDA

Comencé a caer de a poco mientras intentaba parar la caida con mis manos, lo cual no era de mucha ayuda ya que el caño estaba oxidado, y de el se desprendia pedazos rotos e inservibles, mucho menos me ayudaban mis mis manos sudorosas gracias a mis nervios.
Sentia la adrenalina correr por mis venas.
Tenia dos posibilidades: Los Vulturis se daban cuenta de mi gran plan y venian por mi, o me caia y me mataba.
Mi respiracion se acompaso con los latidos de mi corazón, desbocado y frenético.
Apoyaba los pies en donde fuera, ni siquiera miraba, por miedo a que eso parara mi bajada. Sabia perfectamente que estaba a una gran altura, por ese motivo me costaba más. Tantee con el pie derecho una parte de la pared llana y lleve todo el peso a ese costado.
Cuando lo hice, se desprendió una parte del caño y ya en ese momento supe que estaba perdida, debia tirarme o quedarme allí hasta que los Vulturis me encontraran. Me sostuve con más fuerza del lado donde el caño no se habia soltado, pero era más dificil, pues la pared llana de donde me sostenia estaba al otro lado.
Moví con delicadeza mi brazo hasta que sentí que lo tenia bien sujeto, y despegué uno de los pies de esa pared.
Pero en ese momento - en el meno indicado - el suelo de donde apollaba el otro pie se cayó en pedazos, como si la muerte me buscara, la muerte queria encontrarme.
Como un acto reflejo me sostuve con la otra mano en la parte del caño donde no se había desprendido de la pared y, con los pies colgando en el aire, miré hacia abajo.
No sabia si me habia asustado más ver a la altura en la que me encontraba o ver a esa persona corriendo entre le gente.
Sabia quien era, y gracias al cielo que no podia salir al sol, pues así no me podria ayudar en nada, eso le costaría su vida.
Era sencillo, soltar las manos del caño para caer a la muerte, que me llamaba tranquila desde el suelo, de esa manera mi vida misma que no era yo en este momento se mantendría a salvo.
Mis manos se soltaron en ese instante de pensamiento, y caí hacia el suelo; cuando creí que era el fin unas manos sumamente rápidas me tomaron y comenzamos a movernos. Abrí los ojos como pude para entender que aún estaba viva, que me encontraba en los brazos de Edward el cual brillaba con una calidez absurda, pero nadie le miraba, pude comprender que ibamos a una rapides sobre humana no solo por eso, sino porque comencé a marearme y me desamallé.
Al despertar, aún estaba en el lugar, aunque un poco más apartada, ahora estaba en los brazos de Emmett, mientras toda la familia estaba en posición de ataque, inclusive Kevin a pesar de que de seguro era solo un inconveniente en todo esto por ser un simple humano como yo. Pero de todas maneras allí estaba, detrás de Alice quien intentaba resguardarlo, mientras enfrente todo el séquito Volturi miraba tranquilamente a cada uno de nosotros; no había pasado mucho tiempo desde el desmayo a la nueva realidad.
- Edward, Edward. Si que eres rápido, si que tu familia lo es. Encontraron demasiado rápido el lugar, nunca los subestime, pero esto es sorprendente - dijo Aro, aquel hombre que me había asustado en el cuarto-prisión donde me habían resguardado por poco tiempo. Todos los de la familia comenzaron a gruñir.
- Maldito seas Aro, te metiste con la humana equivocada, ni te pienses que te vamos a tener miedo. Aquí quienes cometieron un error fueron ustedes no nosotros; esto no es equilibrio alguno - gritó Edward lleno de odio y rabia. Quería correr y abrazarlo, pero aún me sentía un tanto mareada y estaba segura que si me paraba caería nuevamente y de nada ayudaría.
- Tranquilo Edward, ustedes tienen dos humanos quienes saben el secreto; ya sabes la regla, o son vampiros o son historia. Tu eliges - en aquel momento los rugidos se hicieron más intensos; uno de esos me asustó gravemente, el de Emmet quien lo hizo cerca de mi oído y era como un animal feroz, aquello me dejó sorda del oído izquierdo. "Disculpa", murmuró entredientes Emmet a pesar del tenso momento.
Edward por su parte saltó hacia Aro pero en ese momento paró en el aire y volvió hacia atrás de un golpe.

CAPITULO 34: TE EXTRAÑO, ME EXTRAÑAS

EDWARD

Nada me hacía peor que saber que Bella estaba en peligro, busqué durante horas donde ella podría estar, pero aunque me molestara aceptarlo los Volturis no eran ningunos tontos y habían dado cada paso concretamente; ni uno en falso.
Mi familia se había vulto a juntar, pero yo no podía estar ni un solo segundo sentado o parado esperando que las cosas pasaran, aunque eso quisera decir que se formaría un plan mejor para encontrarla.
Jake estuvo de acuerdo conmigo, y acepté a que me ayudara a buscarla con su super olfato, aunque mis celos en contra de él eran en potencia, no podía dejar de darme cuenta cuanto la amaba y cuanto él me ayudaría en la busqueda de Bella.
Kevin había despertado y también quería ayudar a buscarla, pero en su paso humano solo entorpecería la situación y para darle un mayor apoyo, aunque eso no me hiciese feliz lo dejé como vocero personal con la familia para que pudiese dar ideas.
- Edward, ¿no tenés una minimia idea de donde puede estar?, ¿algún lugar, algo del pasado que hayan usado, Carlisle que estuvo con ellos no sabrá algún lugar?
- No Jacob, si supiera no estaríamos acá dando vueltas como estúpidos buscandola
- dije de mala manera a pesar de que no se lo mereciera, cualquier cosa me fastidiaba en este momento. Jacob no me respondió, ni siquiera me miró por si se me daba arrancarle el cuello - disculpa Jacob, sabes que no estoy de humor.
- Ninguno de los dos Edward, te entiendo. No es el momento de pelear, ahora solo tenemos que estar concentrados en saber donde ella está - me sorprendía la pasividad en la que se encontraba Jacob, me estaba ayudando inconcientemente a tranquilizarme y pensar mejor - estoy de acuerdo contigo en seguir buscandola, pero hay que saber que idearon los chupasangres, llamados "tu familia".
- Voy a ingorar eso. Los llamaré
- paramos un segundo, tomé mi celular y disqué el número de Alice.
- Alice, ¿qué pasó por allí? - pregunté un tanto acelerado.
- Hemos decidio ir hasta Volterra, alguien nos tiene que decir algo, no hay un porque llevarse a Bella de esa manera y creo que algo podemos hacer.
- De acuerdo, los acompañaremos
- cerré mi celular y le conté a Jacob la idea de mi familia. Estuvo de acuerdo, pero decidió ir a buscar a su manada para seguir buscando. No tenía muchas ansias de ir a ver a los vampiros que secuestraron a Bella y la idea de licántropos no sería de ayuda para intentar llegar a un acuerdo con los Volturis.
Jacob se fue hacia su reserva mientras yo iba a Volterra donde me encontraría con mi familia.

BELLA

- ¿Qué quieren de mi? - dije temerosa pero en la posición menos escandalosa posible.
- Soy Aro, un gusto pequeña humana. No queremos mucho de ti, tu no eres nuestro objetivo - dijo tranquilamente aquel hermoso vampiro.
- ¿Qué quieres decir?
- Queremos a los Cullen, tan fácil como eso cariño. Eres nuestra carta, esa perfecta carta, la que desde el principio nos hacía falta para tener a los Cullen en nuestras manos
- mis ojos se abrieron de par en par. Querían a los Cullen. Eso no me hacía mas feliz, prefería que fuera yo su objetivo. Mi Edward, Alice, Jaspero y Carlisle eran su objetivo mas directo desde siempre, Edward me lo había dicho claramente. Eso no me hacía más feliz.
- No va a pasar, eso nunca va a pasar - grité histérica, no iba a permitir que tuvieran a los Cullen en sus manos, no por mi culpa, no iba a ser esa carta. Aunque ello llevara a que yo dejara de existir.
- Oh, cariño. Eso no depende de ti, tu sabes que ellos vendrán a buscarte. Lo sabes, con eso me alcanza - quise gritarle en la cara todo lo que se me había pasado por la cabeza en ese mismo instante, pero en menos de un segundo, tal como Jane había hecho un poco atrás se fue en un abrir y cerrar de ojos. Volví a quedarme sola. Miré hacia todos lados nuevamente buscando un lugar por donde escapar, no me pensaba quedar tranquila cuando era el precipicio de que los Cullen estuvieran en la mano de los Volturis.
Di vueltas como una tonta, hasta que descubrí una ventana la cual estaba un poco abierta, tomé una vieja espada que se encontraba como adorno en una esquina de la habitación.
Con mucha fuerza comencé a romper lo que quedaba de aquella pared de concreto hasta que más tarde se salió un pedazo.
La luz comenzó a aparecer, hasta que el agujero era lo suficientemente grande para que yo me metiera en él; casi me desmayo cuando vi la altura del lugar, pero los caños a un costado me iban a ayudar.
Tomé uno de ellos, me apoyé lo mejor que pude y me solté para poder bajar.

CAPITULO 33: SIN EDWARD, SIN BELLA

Me sentía un poco mareada, lo suficiente como para no entender que me estaba pasando; también estaba preocupada por Kevin, había visto como aquel pequeño niño que ahora me llevaba en sus brazos lanzó al pobre de Kevin por los aires.
- Déjame por favor - entre dije intentando que me escuchase, mi voz sonaba lo suficientemente baja para que ningún humano la escuchara pero si este vampiro.
- Me gustaría pequeña, de verdad me gustaría, pero no puedo - aquel no era mi vampiro, de eso estaba segura, su manera de llevarme no era nada cuidadosa, sentía que en cualquier momento iba a vomitar.
El viaje fue corto, no sabía si era porque no era lejos o por la rapidéz de aquel pequeño.
- Llegamos preciosa - me bajó lentamente, mientras yo caía en una cama muy cómoda.
Sentía murmullos alrededor de mi, quería escuchar pero mi mareo era mucho más fuerte y caí en la inconciencia unos segundos más tarde.
Al despertar, pude apreciar que me encontraba en un cuarto grande, antiguo al igual que la cama de dos plazas en la que me encontraba. Mientras intentaba volver en mi, me senté en la cama para luego ir hacia la puerta.
- ¿A dónde vas? - dijo una pequeña rubia impresionantemente bella. Di un par de pasos hacia atrás, mientras ella se acercaba a mi.
- ¿Quién eres? - pregunté un tanto asustada pero imponiéndome de la manera que más pude.
- Jane. Una Volturius, debés haber escuchado de mi - aquel final me hizo estremecer, mis ojos se abrieron de par en par; estos eran los que me estaban buscando desde el principio, aquellos de los que Edward me había hablado mil veces.
- ¿Qué quieren de mi? - su rostro llevaba una risita soberbia e irónica, de esas que odiaba en las personas y en los vampiros me daban un poco de miedo.
- Me encantaría, de verdad que me gustaría contarte detalladamente, pero no puedo. Ya van a venir quienes te lo pueden decir, ponte cómoda, es como tu casa ahora - aquello no me gustó ni un poquito, "es como tu casa ahora", eso no hablaba nada bien de mi futuro.
La pequeña se fue en un cerrar y abrir de ojos, había venido solamente para poner más nerviosa y llenarme de temor, intenté abrir la puerta pero se había tomado su tiempo para cerrarla con tranca.
Miré hacia todos lados buscando alguna manera de escape, pero las ventanas estaban lo suficientemente altas como para matarme; aún no era un vampiro y quería serlo en algún momento para poder estar con mi Edward, en nada iba a ayudar que yo me tirara.
Estuve algunos minutos más dando vuelta y buscando alguna alternativa, hasta que sentí como alguien abria a tiempo humano la cerradura. Miré rápidamente hacia la puerta, allí entraron tres vampiros perfectamente hermosos.
- Hola Bella - dijo uno de ellos con una voz morbosa y temerosa...

EDWARD

Mis ojos se había dilatado de una manera espectacular, nunca había sentido tanto odio como en este momento.
Kevin se encontraba en reposo, inconciente y sano, pero no lo suficiente como para decirnos donde estaba Bella, aunque gracias a Alice sabíamos que los Volturius tenían algo que ver con esto y que ellos no estaban en su lugar de origen con Bella; a pesar de eso no tardé ni un segundo en lanzarme al bosque a buscarla por todos lados, su olor estaba en todas partes, era una trampa.
Quien se la haya llevado no era ningún idiota y había esparcido el olor de Bella por toda la zona, dejándolo por diferentes lugares. Eran más de uno.
- Edward, necesito que te tranquilizes, de esta manera no llegaremos a ningún lado. Tienes que estar cuerdo para poder encontrar a Bella más rápido - intentó tranquilizarme Jasper, sabía que tenía razón pero mis nervios y miedo me hacía volverme loco. No había podído protegerla.
- Lo se, pero como rayos puedo estar tranquilo sin saber donde esta mi Bella, ¿cómo estarías tu si fuese Alice a quién se la llevaron? - aquello fue una piedra en el medio de la cabeza para Jasper, su cara me lo hizo notar. Me había entendio, de todas maneras bajé un poco la guardia y me recubrí en Bella, y no en mi sentimiento egoísta.
- De acuerdo, tienes razón. Pero de todas maneras, vamos a la casa entre todos sabremos buscar una solución - marchamos hacia la casa, planeamos de la mejor forma posible separarnos para encontrarla.
- Soy una idiota, no puede ser - se lamentaba Alice por haber tenido una visión demasiado tarde, el hecho de que todo pasara en la reserva había sido demasiado difícil para ella poder ver algo.
- No te culpes, no tienes nada que ver cariño - intentó calmarla Esme.
- Si Alice, tranquila, tu nada tienes que ver y no hay tiempo para lamentos, tenemos que encontrarla - dije para poder calmarla un poco más y para centrarnos en su búsqueda.
Llegamos a la conclusión de separarnos, Rose y Emmett se fueron por el lado este; Carlisle y Esme fueron por el lado norte, Alice y Jas por el sur y yo por oeste.
Tenía tanto miedo, estaba llendo de espanto, no sabía como esto podría llegar a terminar, como Bella podría estar, con quien y en que situación.
Esto de seguro llevaría a que yo tomase una decisión apresurada.

CAPITULO 32: NO A BELLA

Bella se estaba comportando de una forma demasiado simpática conmigo, ella no era así ni conmigo, ni con nadie; era claro que algo estaba pasando, no era tan tonto, aunque Bella se estuviera presentando en mi vida como algo más que importante "podía sentirlo", yo sabía que algo estaba pasando y que ella lo sabía todo. Pero a pesar de que lo supiese, no iba a dejarla sola en esto, le gustase o no.
- Kevin, ¿quieres ir a la playa esta noche? - preguntó Angela amablemente.
- Si, vamos a ir todos, es viernes tenemos que aprovechar - dijo Jessica, poco menos amable, pero demasiado seductora, esta chica no me estaba cayendo tan bien, estaba loca por tener a alguno a su lado y sentía que todos esos eran los que daban vueltas al rededor de Bella. Estaba seguro que quería ganarle en algo.
- Bella, ¿te parece que vaya? - pregunté de la nada, la cara de Jessica se transformó al instante, y todo los demás miraron extrañados. Ella me miró un poco dudosa.
- ¿Por qué me lo preguntas a mi?
- Porque eres mi mejor amiga y quería saber si tu ibas, no quería causar problemas.
- No, claro que no hay problema. Al contrario, sería genial que vayas.
- ¿Tú no vienes?
- dudó por un segundo, ella sabía que no le convenía decirme que no, aunque no pensaba ir hasta que supo mi respuesta.
- Claro que si - dijo y dibujó una sutil sonrisa casi forzada; sentí la mirada de Edward otra vez en mi nuca queriéndome matar en ese mismo instante. No le iba a tener ni un poco de miedo a ese vampiro, no importaba lo que pasase, no le tenía miedo.
- Genial. Entonces nos vemos esta noche, voy a ir por unas cosas a mi auto, ya vengo - dije y me levanté, tenía que leer lo que había imprimido en internet sobre el poder de los humanos. Edward, me miró preocupado y furioso; tuve la sensación por un segundo de que sabía lo que yo estaba pensando, pero me despisté de la idea y me fuí.
Me subí a mi auto, tomé la impresión y comecé a leerla con propiedad y un poco de ansiedad, hasta que alguien golpeó la ventana de mi auto.
Al mirar tenía frente de mi a Jacob, bajé la ventanilla.
- Hola - dije incrédulo.
- Kevin, no estoy seguro que vine a decirte, pero me parece que a repetirte lo que te dije el otro día a pesar de que nada sabías, "no cuentes esto a nadie, no es bueno para ninguno"
- Te lo prometo, no pienso decir algo, ni siquiera me importa, solo me interesa que Bella este bien.
- ¿Bella?
- dijo mientras me miraba confundido - ¿de qué hablas?
- Ella lo sabe todo, ¿no es cierto?, quiero cuidarla.
- Ese es mi trabajo
- dijo ahora furioso, me estaba perdiendo de algo.
- ¿Tu trabajo?, ¿acaso estás enamorado de Bella?, veo que lo de "chica interesante" no lo ví solo yo, está en la lista de unos cuantos - ironicé.
- No esta en una lista, yo la amo.
- Yo no se si la amo, pero vamos en camino, no quiero que peleemos por ella, tenemos que protegerla; ayúdame
- lo miré casi enternecido, quizás sería un buen apoyo, después de todo me caía bien y era solo un perrito bonito.
- Yo puedo hacerlo solo, no te preocupes.
- Jacob, no estamos aquí para pelear, lo importante es Bella no nuestras diferencias, soy un humano lo se, pero siento que algo hay en mi que puede ayudar en todo esto.

Su rostro se levantó en ese momento un tanto furioso y se fue hacia el bosque rápidamente, volví a subir la ventanilla para leer un poco más de lo que se trataba todo esto del poder.

"Algunos humanos pueden tener ciertos poderes sobrehumanos, estos se pueden reflejar tanto mentalmente como sentimentalmente. Algunos pueden llegar a mover ciertos elementos sin darse cuenta; aún no se ha descubierto ninguno que lo haya podido controlar por si mismo; pero se comprobó que si pueden hacerlo inconcientemente, muchas veces creyendo que son "fantasmas". Desde la parte sentimental, muchos pueden controlar ciertos sentimientos, ya sean propios o de otros...", la lectura interesante y que me proporcionaba algún tipo de información que realmente me ayudara terminaba ahí.
Volví a mis clases, Bella se comportó amable conmigo el resto del día, a pesar de que lo compartía entre Edward y yo; de seguro no quería quedar mal con él, pero no me podía perder de vista a mi.
La hora de la playa llegó, todos marchamos hacia lo de Mike quien nos llevaría hasta la playa en su súper camioneta, estaban todos, nos subimos y partimos hacia la playa, Bella estaba a mi lado en la ventanilla y del otro tenía a la pesada de Jessica, quién no se despegada de mi ni un solo segundo. De todas maneras, no estaba prestándole nade de atención, solo intentaba charlar tranquilamente con Bella y con el resto de la gente. Nos bajamos, cada uno tomó algo diferente para hacer nuestro mini campamento en la playa; entre troncos, comida chatarra, bebidas, frazadas, leña y alguna que otra cosa, marchamos hacia la arena. Armamos una hermosa fogata, nos acurrucamos entre las frazadas, Bella a mi lado en la misma frazada, si que esto de que ella intentase ser amable conmigo estaba funcionando a las mil maravillas para mi. A pesar de que no me estaba gustando que ella lo hiciera solamente para que el secreto de su amado se mantuviera oculto, de todas maneras todo valía con tal de pasar unos momentos con ella así.
- Vamos a caminar un poco, ya estoy casi muerto inmóvil de frío aquí – bromeó Eric mientras se levantaba a hacer esa caminata. Todos estuvieron de acuerdo. Nos separamos en grupo prometiendo volver en una hora a el lugar como máximo.
Bella fue conmigo, tomó mi brazo y comenzamos a caminar entre la maleza.
- No se si es buena idea venir por aquí – dijo un poco preocupada – mi torpeza no se lleva con las ramas, ni siquiera se lleva con el aire – rió sinceramente.
- No te preocupes, yo te cuidaré – caminamos durante un largo rato, charlamos sobre diferentes gusto, sobre todo menos el tema importante; me parecía bien que esta noche no tocáramos el tema, la conversación se estaba volviendo muy cálida y sincera, no quería arruinarlo.

- Hola pequeños – dijo una voz entre los árboles. Ambos pegamos un salto hacia atrás llenos de miedo, aunque mi parte heroica hizo que tomase a Bella y la pusiera detrás de mi, usando mi cuerpo como escudo – no se asusten, dios. No soy tan feo – aquella voz ya tenía cuerpo. Era un niño pequeño, rubio, de no más de 14 años. No me hubiese asustado, sino sabía que se trataba de un vampiro; su tez blanquecina por demás y sus ojos rojos me decían que no era bueno confiarse de su edad.
- ¿Quién eres? – pregunté un tanto receloso.
- Nadie importante. Solo viene por Bella, tú no tienes que estar involucrado. – ella estaba tensa por demás.
- Ni lo sueñes niño – le dije con una fuerza que no tenía sentido para mi.
[b- Si que eres valiente pequeño humano, pero no me provoques – sus ojos se llenaron de furia y corrió hacia mi tan rápido que no pude ni captarlo, en menos de un segundo lo tenía pegado a mi cara; di un salto hacia atrás llevándome a Bella conmigo.
- Corre Bella – grité mientras me imponía con aquel pequeño, que no tardó ni un solo segundo en desplazarme hacia los árboles, a pesar de que estaba intentando usar aquello que creía poder contra él, no estaba funcionando. Caí casi inconciente luego de pegarme con una roca en la nuca. Entre vi como aquel niño insulso y sarcástico, tomaba a Bella por la cintura, mientras ella gritaba desesperadamente, en aquel momento mis ojos se cerraron y caí del todo inconciente.

lunes, 3 de agosto de 2009

By Kevin CAPITULO XXXI: INTENTANDO JUGAR CON LA VERDAD

Literalmente me había vuelto loco. No entendía explícitamente que hacia metido en una casa de vampiros, lo único que mi rondaba en mi cabeza era Bella. Ella estaba en peligro, debía decirle que era su novio, debía salvarla.
-¿De que hablaba Kevin? – exigió Bella mientras se sacaba las manos de los ojos y me miraba directamente a los ojos.
-Pues yo… lo engañé- admití- pero fue porque necesitaba saber- excusé.
- ¿Qué necesitabas saber tan urgente?- preguntó.
- Bueno pues… necesitaba saber como era que él- señalé a Edward- había echo lo que hizo.
- Ya te dijimos
- bufó- ¿es que mi novio no puede escabullirse por la ventana?
- Pero eso no fue normal, él tenia una velocidad sobrehumana
- acoté- además ya se lo que es.
- Bueno si tanto sabes decime que es lo que es.
- ¿Tu lo sabes
?- pregunté un tanto sorprendido.
- Si no me dices no sabré de que hablas- espetó.
- Bueno de que ellos no son humanos.
- ¿Qué no son humanos? ¿Te diste cuenta de lo que estas diciendo?
- gritó histérica.
- Si, si me doy cuenta de lo que digo pero es la verdad Bella, ellos son peligrosos, te harán daño- contesté a los gritos.
- ¿Daño? – preguntó ella confundida.
- Si Bella, ellos te pueden matar- bajé el volumen de la voz- se que suena rarísimo pero ellos no son lo que parecen.
- ¿Raro? Kevin piensa de una forma racional, primero y principal ellos son como vos y yo
- dijo señalándome a mi y luego a ella- y segundo, sabes perfectamente que Edward es un atleta, él corre más rápido que la mayoría por el único motivo de que entrena desde chico y que se halla escabullido por mi ventana tiene una simple explicación, si Charlie lo veía se acaba mi vida y la de él- mintió. Sabia que me estaba mintiendo, y ahora, me daba cuenta de que lo que estaba haciendo no tenia caso.
- Ya veo… Bueno perdón por las molestias- decidido me di la vuelta y salí de esa casa, dejando a Bella indefensa, entre siete vampiros y un hombre lobo. Busqué mi auto que había dejado a unos metros de la casa. Ya era de noche. Era la primera vez que el cielo estaba despejado, se veía a luz de la luna entre los árboles. Llegue al auto y subí. Me quede un rato observando las sombras que se movían dentro de la casa de Edward. ¿Bella sabría que era lo que tenia a su alrededor? ¿Era posible que todo esto fuera solo un sueño? ¿Qué mañana me levantaría y me reiría de todo lo que mi imaginación podía producir?
Me pegué dos cachetadas, pero nada, me dolió y me di cuenta que no estaba soñando. Esta era la realidad, uno de los peores aspectos de ella. Arranqué el auto y salí a toda velocidad de ese lugar. Mi cabeza estaba tan llena de información que no pude concretar ningún pensamiento. Todos ellos se detenían en Bella y en lo que le podría estar pasando ahora. La culpa de haberla dejado sola me comía por dentro. Llegué a mi casa donde mis padres dormían. Entré sigilosamente y apresurado a la vez. Estaba decidido, averiguaría lo más posible de su especie, tenia que saber todo, hasta su punto débil. Entré a la sala de estar de la casa y prendí el ordenador, era viejo pero servia. Mientras busqué un vaso de agua en la cocina. Cuando volví ya estaba prendida y cargada. Entre a Google y puse en el buscador “Vampiros”. Nada de lo que había me servia como información, nada era parecido a lo que yo estaba viviendo, pero si encontré algo que tenia que ver mucho conmigo:
“Algunos dicen que los vampiros son capaces de sentir lo que los demás, desde antes de serlo”
Imprimí aquello, cerré la computadora y me decidí a dormir, era muy tarde para que algún lugar estuviese abierto. A la mañana temprano, me levante de un golpe, me tome un vaso de leche y me fui en mi auto lo mas rápido que pude hacia port Ángeles, ahí de seguro había algún lugar de buenos libros, ya me lo había dicho Bella. El día de hoy el sol estaba en lo más alto del cielo, se sentía tan bien sentir el calor de los rayos del sol que en todo el camino pensé en eso, un par de veces terminaba pensando en Bella, pero intentaba no preocuparme mucho por esas cosas, no hasta saber exactamente que era lo que ocurría en mi vida. También llegue a pensar que mi cabeza estaba en medio de un trastorno de imaginación, pero era algo absurdo. Encontrar esa biblioteca de la que Bella me había hablado me costó más de lo que pensaba. Tuve que parar tres veces y preguntarle a personas, algunas estaban tan perdidas como yo y otras me dieron las mejores indicaciones posibles. Al fin y al cabo la encontré. Estaba un poco escondida.
Me bajé de mi auto, caminé hacia la biblioteca aún no tan seguro de “buscando que”, así que pretendí mirar y buscar.
- Hola, buenos días. ¿Lo puedo ayudar en algo? – dijo un señor de tez morena, muy amable.
- No… - dije un poco dudoso, no sabía que preguntarle, o si le iba a parecer una locura. Pero a esta altura ya estaba jugado – bueno si, estoy buscando algún libro que tenga que ver con vampiros
- Oh si, tenemos muchos. ¿Algo en particular?
- Emm…no lo se. ¿Qué tienes?
- Bueno, tenemos sobre vampiros en general, la historia de los vampiros, historias de vampiros en EEUU, en Forks…
- Ese
– dije interrumpiendo al señor mientras se hacia acuerdo de los libros que tenía - ¿qué tienes sobre eso? – me dedicó una sonrisa, y trajo un par de libros. Tomé los dos, pagué y me fui casi corriendo del lugar, estaba ansioso por saber que estaba pasando, por saber la verdad.
Me subí al coche, conducí hacia un lugar un poco más luminoso y con gente, a pesar de mi nueva valentía sobre el tema, tampoco quería tentar a mi suerte, aunque de seguro un montón de humanos no serían impedimento para los vampiros.
- Esta historia me esta dando verdaderos escalofríos, si son vampiros, si hay licántropos, pero Bella. ¿qué haré con Bella? Tengo que saber que puedo hacer yo, ¿qué sentí en aquella casa? – seguí buscando nueva información, pero esta vez con respecto a mi. Encontré algo sobre que algunos humanos ya tienen poderes antes de convertirse en vampiros, lo mismo que había encontrado en Internet; eso me hizo tener un escalofrío intenso por todo el cuerpo. “¿Yo, vampiro?”, me pregunté y quité aquella idea tonta de mi mente.
Volví a marchar en mi auto, tenía que ir al escuela; aquello si que iba a ser extraño, por suerte tenía un viaje un poco largo hasta Forks para poder pensar en como actuar.
- Kevin, ¿cómo estás? – preguntó Bella un poco indecisa y dudosa.
- ¿Bien, y tu preciosa? – dije sin ningún tipo de extrañes, aunque por si solo el momento era extraño.
- Bien. ¿Almuerzas conmigo? – su rostro era de dudas, no estaba segura de mi reacción ante el tema, yo tampoco lo estaría, pero tenía que hacerle creer que todo estaba bien.
- ¿Edward? – pregunté haciéndome el tonto.
- Oh, estará aquí como siempre, pero almorzaremos todos juntos.
- De acuerdo – almorzamos con todos nuestros amigos, sentí la mirada penetrante de Edward toda la cena, tenía la sensación de que algo sabía, algo estaba sospechando sobre mi nuevo plan.
En un momento cruzamos miradas, tenía una mirada asesina, desafiante, y yo no me quedé atrás. En ese momento, sentí nuevamente aquel poder, pero aún más fuerte y sabía que algo tenía que hacer con él, y Bella iba a ser parte de mi, la iba a proteger pasase lo que pasase.

By Bella CAPITULO XXX: CONFUSIONES

Estaba muy nerviosa. No sabía que era lo que le pasaba por la mente a Kevin en este momento. Si se llegaba a enterar y les contaba a todos, los Cullen deberían irse de Forks y yo no podría distanciarme de Edward, se me haría una vida sin sentido, una infinita oscuridad.
El velocímetro mostraba cada vez mayor velocidad, mientras mi estado nervioso aumentaba con el.
Si Kevin se llegaba a enterar de todo este secreto, él se empeñaría en salvarme; en salvarme de algo inofensivo, algo que para él sería un gran peligro.
Ya, desde entre todos los árboles, distinguía esa hermosa casa con algunas de las luces encendidas. Tenía los nervios a flor de piel, por lo que las lágrimas caían por mis mejillas sin que yo quisiera que lo hagan. Edward estacionó justo delante de la puerta principal y se bajó, para luego estar abriendo la mía. Apenas terminé de sacar mi cuerpo del auto, él me sostuvo de la cintura y caminos juntos hacia la casa.
-No te preocupes todo va a salir bien- intentó tranquilizarme con esas palabras. Apenas entramos un aire de tranquilidad recorrió todo mi cuerpo, pero sabia exactamente que no era por las palabras de Edward, si no por Jasper, que estaba sentado en un gran sillón blanco junto con Alice. Los dos nos miraban.
-Gracias- agradeció mi novio. Jasper asintió y miró a su mujer- Carlisle- llamó Edward, y desde las grandes escaleras se materializó el hermoso doctor que ellos llamaban padre.
-¿Qué pasa hijo?-preguntó con esa voz paternal.
- Tenemos un problema- continuó y me apretó más a su cuerpo.
- Vamos a mi despacho- Edward me tiró del brazo para que subiéramos las escaleras detrás de Carlisle. Entramos a una enorme habitación, llena de estanterías con libros, unos más viejos que otros, eso lo notaba por las amarillentas hojas que algunos tenían, mientras que otros me deleitaban con hojas de un blanco nieve. Nos acercamos a un escritorio enorme de una madera tan delicada que parecía que se rompería al tocarse.
Carlisle se sentó en un enorme sillón negro enfrentándonos. Edward me señaló que me sentara en el único asiento que había. Él se quedo parado a mi lado, con su mirada fija en los ojos de Carlisle. Me senté y los miré, no sabía exactamente que íbamos a hacer.
- Kevin me vio saltando de la ventana de Bella- explicó Edward.
- Creemos que levantó muchas sospechas, no nos creyó lo que le dijimos- aseguré.
- ¿Qué le dijeron?- preguntó calmadamente Carlisle.
[b[- Que básicamente fue como una escena de Romeo, bajando de la ventana de su Julieta al amanecer[/b]- aclaró Edward.
- ¿Qué leíste en su mente?-preguntó el doctor.
- Lo único que pensaba- me miró- [/b]"Maldito, te mataré si le haces daño"[/b] – lo miré intentando ver que era lo que intentaba encontrar en mi pero corrió su mirada. ¿Kevin estaba preocupado por mi? ¿Qué le pasaba a ese chico? ¿Estaba loco acaso?
En ese preciso momento Edward se tensó al mismo tiempo que Carlisle.
- Viene un humano- susurró el padre de mi novio.
- Es Kevin- confirmó mis temores- y sabe la verdad- ahogó un grito. Carlisle desapareció por la puerta de su despacho y Edward me miró a los ojos.- Le sacó la información a Jacob, lo agarró desprevenido, lo utilizó- gruñó. Me tomó entre brazos y bajó corriendo las escaleras. Todos estaban reunidos en la mitad del salón hablando despacio. Cuando Edward me bajó al suelo. Alice y Jasper se pusieron a ver la TV, Rosalie se puso a ver una revista de moda con Esme, Emmett se puso a jugar con una diminuta bola de plastico, y Edward me arrastró hasta el piano donde se sentó y se puso a tocar una canción. Supuse que era una treta para que parezca como si no lo esperaran, como si fueran una familia común y corriente. Carlisle apareció por la puerta de la cocina con un gorro de chef y un delantal sucio con harina y una sustancia crema. Edward me llamó la atención con un roce de su mano con mi mejilla, lo miré y el me guiñó un ojo mientras seguía tocando. Me concentré en mirarlo a él pero escuchar atentamente cualquier otro ruido. Tocaron delicadamente la puerta y Carlisle tarareando al ritmo de la canción que Edward tocaba se acercó a la puerta.
Hola – saludó amablemente- ¿Qué se te ofrece?- preguntó.
- Me llamo Kevin- contestó una débil voz- ¿Se encuentra Edward o Bella? – preguntó.
- Si, pasa- le contestó- Edward, Bella los buscan-dijo amablemente Carlisle. Escuché como se cerraba la puerta principal y Edward dejaba de tocar, entonces me giré para ver el rostro pálido de Kevin. Edward se paró y me tomo de la mano. Caminamos en silencio hacia donde se encontraba Kevin inmóvil. De fondo se escuchaba una animada conversación de moda entre Esme y Rosalie, y un debate entre Jasper, Alice y Emmett de algo que había en la TV, mientras que se escuchaban ruidos de cacerolas en la cocina, supuse que era Carlisle.
[b]- Kevin
- saludó Edward.
- Hola- saludé sin separarme de mi novio. Él largaba miradas nerviosas a Edward y a su familia, y cada tanto a mi. Como si esperase que saltaran arriba de él o que simplemente yaciera mi cuerpo delante de él.
- ¿A que se debe esta inoportuna visita?- preguntó Edward.
- Bueno, em…- miró al resto de la familia.
- ¿Qué pasa Kevin?- bufé
- Ya se lo que son- largó de inmediato. El nerviosismo volvió a mi como si fuera un chicle. Y el resto de la familia se tensó. Carlisle se asomo por la cocina. Edward miró a Kevin nervioso y este lo miró del mismo modo a él. Pareciera como si hubiera una conexión entre ellos, una invisible. Algo extraño estaba pasando, algo que parecía que solo yo me había dado cuenta. Edward no corría la mirada de Kevin, y este sonreía, como si le leyera los pensamientos a mi novio, pero eso era básicamente imposible.
- ¿Qué esta sucediendo?- grité histérica. Edward arrugó la nariz y se abrieron las puertas a las espaldas de Kevin. Entró alguien, por la escasa luz de la puerta solo se veía una mancha negra, pero se sentía la respiración agitada. Ahora todos estaban mirando hacia la puerta, y entre la oscuridad salió Jacob, pero él, él estaba desnudo. Instintivamente me tapé los ojos con las manos.
- Rayos Jake ¿Qué haces?- pregunté.
-Yo, yo...disculpen. El me engaño, este maldito humano me engaño - dijo Jacob lo suficientemente nervioso como para desmayarse.
- ¿De que hablas? – pregunté haciéndome la que no sabia nada y todavía tapándome los ojos.
- Jacob- llamó Carlisle- ven te daré ropa- sentí como pasaba por mi lado y las pisoteadas se alejaban en el piso de arriba.
-Si que Jacob ha crecido - dijo Emmett entre risas, mientras escuchaba un gran refunfuño de Jacob.
- ¿De que hablaba Kevin? – exigí sacándome las manos de los ojos y mirándole directamente a los ojos.

By Kevin CAPITULO XXIX: ENGAÑO

No podía creer lo que había visto; Edward había saltado desde la ventana de Bella sin ningún problema y su rapidez era sobrehumana.
"No me iban a engañar, yo se muy bien lo que vi, yo se muy bien lo que tengo que hacer", pensé para mi mismo. Claro que ni siquiera Bella iba a dejar que yo creyera lo que me habían querido explicar.
Tomé mi auto y me fui hacia mi casa, me bañé para tranquilizarme un poco, me cambié y salí en mi auto nuevamente. No tenía ni idea de a donde dirigirme, pero algo me hizo volver a la casa de Bella.
Aparqué el auto lo suficientemente lejos para que nadie lo viese, me bajé y caminé como un fugitivo hacia su casa. Nadie estaba; me senté un segundo en el escalón a pensar a donde podía ir, qué podía hacer para descubrir la verdad.
En ese momento escuché el sonido de una moto, corrí detrás de la casa para que no me viese fuera quien fuera.
Al ver era Jacob, caminó hacia la puerta y tocó, nadie atendió y cuando se proponía a irse, puse mi mejor cara de terror y corrí hacia él.
- Jacob, Jacob - grité como un desesperado. Mi voz sonaba como una campana gótica. Se dio media vuelta rápido entre asustado y confundido.
- Kevin -dijo reconociéndome al instante - ¿qué pasa?
- Bella... - al escuchar su nombre se puso aún más asustado, parecía que los ojos se le iban a salir.
- ¿Qué pasa con Bella? - preguntó ansioso y nervioso.
- No lo se. Edward... yo se lo que son.
- Pero Bella... ¿qué pasó con ella?
- Edward se puso como loco y se la llevó violentamente.
- Maldito chupasangre ya va a ver lo que es una fiera enojada
- "¿maldito chupasangre?", repetí. ¿De qué diablos estaba hablando?
- Si. Ese chupa sangre, lo mismo opino. Lo mataré si algo le hace a Bella - repetí con furia. Jacob me miró aún enojado y en confianza. Se había creído todo mi teatro.
- Kevin, debes guardar el secreto. No le debes decir a nadie que Edward es un vampiro, ¿de acuerdo?. A pesar de que lo odie, no puedo poner en peligro a todos, y eso llevaría a mi familia con ellos - "¿Qué rayos?", ¿vampiros dijo?. ¿Era una maldita broma?, ¿su familia? De acuerdo, esto era más de lo que yo pudiese imaginarme, intenté hacerme el idiota.
- No te preocupes, el secreto no saldrá de mí. Pero, no estoy seguro de saber que eres tú. Lo de Edward lo sé, ¿pero tú?
- Vamos por Bella
- dijo sin escucharme, o simulando no hacerlo - súbete en mi - lo miré extrañado. Era un chico sumamente enorme, demasiado para su edad o la edad de cualquier otra persona. Pero de ahí a subirme en él, podríamos ir en moto o en mi auto, seria más rápido.
Cuando me proponía a plantearle mis otras opciones, sucedió.
Jacob se movilizó locamente, le comenzaron a salir pelos de su cuerpo, la ropa se desgarró de una manera infernal; su boca se convirtió en un hocico; era un lobo, uno muy grande y furioso.
Caí sentado en el piso, y comencé a arrastrarme rápidamente hacia atrás.
Jacob me miró extrañado, mientras mis ojos se llenaban de lágrimas por la ansiedad, el miedo y la sorpresa de lo que estaba viendo. UN HOMBRE LOBO.
¿En qué estaba metida Bella?, ¿ella era algún animal mitológico? ¿En qué me había metido yo? Esto no podía ser real.
Jacob se acercó hacia mi lentamente, intentando no asustarme, impresionado y extrañado de mi reacción.
Me quedé inmóvil, mientras el se acercaba, no había peligro aunque podría desmayarme. Su hocico rozó mi mano en torno de tranquilidad, me paré de a poco y acaricié su cabeza en paz. Volvió a convertirse en humano.
- ¿Qué pasa Kevin? - preguntó confundido.
- No...no, sabía que tu eras...un...¿hombre lobo? - mis palabras se entrecruzaron, tartamudee y pregunté por si metía la pata. Aunque era claro.
- Disculpa Kevin, estaba furioso por lo de Bella. Aún lo estoy.
- Yo...te mentí
- dije, ya sabía toda la verdad y demasiado fácil, aunque esto me hubiese costado mi integridad mental y todo mi mundo, o el mundo que yo creía mío era mentira.
- ¿De qué hablas? - preguntó Jacob inocentemente y me sentí mal. Lo había engañado para saber la verdad, no quería pensar que algo le pudiese pasar por culpa de mi curiosidad, si así podía llamarse.
- No sabía nada sobre vampiros, hombres lobos, ni nada por el estilo. Hoy vi a Edward saltar de la ventana de Bella de una manera increíble y correr sobrehumanamente, solo quería saber la verdad. Y pensé que tu podrías sacarme la duda por ser el mejor amigo de Bella. Disculpa…yo…
- Dios, me matarán. Me matarán, claro que lo harán
– dijo para si – pero, ¿Bella, está bien? – preguntó ahora para mi.
- Si ella está bien.
- Maldito Kevin, maldito Kevin
– dijo corriendo hacia su moto, aún desnudo y se fue rápidamente. ¿Qué haría yo ahora?

jueves, 23 de julio de 2009

By Edward CAPITULO XXVIII: KEVIN

Mis ojos se deleitaban con su piel desnuda, piel que se iluminaba por si misma. Amaba cuando dormía, sentir su calor en mi cuerpo, su quietud en mis manos y que fuese mi nombre el que sonara en las noches, gracias a algún que otro sueño.
A pesar de que esta vez durmió tranquilamente; era mágico todo lo que había pasado entre los dos, sentirme en ella, pensar en ella, respirar el mismo aire. Era todo demasiado para mi, una mezcla de sabores, olores dulces y mezquinos que me hacían tiritar irónicamente.
- ¿Edward? - dijo. Creí que dormía, pero cuando volteé sus ojos marrones sorprendemente hermosos me miraban directamente, un atizbo de felicidad se puso en mi boca y sonreí como nunca antes en mi existencia.
- Si mi amor, estoy aquí a tu lado. Como siempre. ¿Cómo te sientes?
- Demasiado bien a decir verdad
- volví a sonreír aún más al escuchar aquello. Sus mejillas se sonrojaron de una forma espectacular - te amo - mi sonrisa se desvaneció para convertirse en dulzura. No podía ser más perfecto el momento.
- Te amo Bella - su cuerpo se movió y se acercó a mi boca para besarme con ternura y pasión.
Sus manos se movieron hacia mi cintura y me llevó hacia ella dejando nada de espacio uno con el otro.
Paró un segundo para mirarme a los ojos y ver como estaba reaccionando yo; asentí amablemente, volvió a besarme y la pasión de la noche anterior llenó nuevamente el cuarto.

- Edward - llamó Bella antes que me fuera por la ventana a cambiarme así podríamos ir a la escuela - ¿cómo le explico a mi padre lo de la cama y la sábana? - preguntó un tanto chistosa sosteniendo una de las sábanas que había destrozado entre la noche anterior y hace menos de unos minutos. No me había percatado de que el daño fuese tanto. Si me hubiese podido sonrojar, le hubiera ganado a Bella.
- Yo lo arreglaré antes de que lo vea tu padre cariño, no te preocupes - salté por la ventana antes de que me diera un ataque a mi corazón no latiente por lo que había pasado, dispuesto a no solo cambiarme sino buscar sábanas nuevas y una cama.
Pero todo no podía ser color rosa.
- ¿Cómo...cómo? - escuché detrás de mi. Quedé un poco atolondrado, al no apreciarlo antes, quizás mi mórbido momento con Bella y la cama me hubiese dejado escapar esta. Observé hacia atrás y allí estaba Kevin, observándome con ojos más grandes que los de un plato.
- Kevin. ¿Qué haces aquí? - dije furioso pensando solamente en que había venido a ver a Bella, aunque era mucho peor lo que estaba viendo, que lo que pudiese llegar a querer con Bella. ¿Cómo explicarle lo que había visto?
- BELLA...BELLA!!! - comenzó a gritar como loco. En un minuto tenía a Bella parada entre nosotros dos.
- ¿Qué pasó? - dijo desesperada, sin saber que hacer.
- Él...se tiró..su rapidés...que... - no podía decir una sola palabra coherente. Claro que era lógico que no pudiese, acababa de ver a un "hombre" tirarse por una ventana y correr un poco demás rápido hacia el bosque.
- Tranquilo Kevin - intentó apaciguarlo Bella - habla calmado, ¿qué intentas decirme? - Kevin corrió hacia ella y se interpuso entre los dos.
- No te le acerques, ni lo pienses. No me importa lo que eres, yo no permitiré que le hagas daño - mis ojos se abrieron de par en par al igual que los de Bella.
- No le haré daño, ¿de qué hablas? - intenté ser lo más sincero y tranquilo posible. Tenía que superponer el secreto antes que los celos.
- Te vi. Vi lo que hiciste, soy escéptico, pero no idiota.
- No se de que hablas. No veo que mal hay en bajar por la ventana de mi novia. No entiendo que haces tu, en la casa de mi novia
- mis vueltas siempre daban resultado, aunque con él no estaban funcionando. "Maldito, te mataré si le haces daño", era todo lo que él pensaba. No me estaba creyendo ni una sola palabra, y su mente no me ayudaba.
- Kevin, tranquilo...todo está bien. No me hará daño - dijo Bella tomándolo de la cintura e intentando darlo vuelta hacia ella - es Edward, mi novio. Solo se fue de casa a lo Romeo, cosas de románticos - sonrió lo más tranquilamente posible como si todo estuviese bien.
- No Bella, no hagas eso - gritó confundido y furioso - yo se lo que vi. No me van a engañar. ¿Qué pasa aquí?[/b] - preguntó ahora separándose de Bella, dándose cuenta de que ella sabía todo.
- Nada Kevin, no entiendo lo que estás diciendo - me miró una vez más a mi y luego a Bella. Luego corrió rápidamente hacia su auto y se fué.
Bella y yo nos quedámos mirándonos, no sabía si seguirlo o no.
- ¿Qué haremos Edward? - preguntó entre llanto.
- Tranquila cariño hablaremos con Carlisle, el sabrá que hacer.

By Bella CAPITULO XVII: PASIONALMENTE AMOR

Tomó mis manos y me subió en él si ningún tipo de esfuerzos y sin lastimarme en lo más mínimo. Mi cuerpo se estremeció durante un minuto mientras su boca tocaba la mía y mis manos tomaban su pelo suavemente.
Así pasaron minutos antes de que me tirase en la cama, entre un "Te Amo Edward" susurrado cuando me miraba a los ojos profundamente y sus latidos innecesarios se aceleraron al compás de mi respiración.
Tomó mi cintura desde abajo y me apretó más hacia él para tenerme lo más cerca posible de su cuerpo, su boca recorrió cada punta de mi cuello, y su lengua se posó en mi piel hasta hacerme enloquecer.
Mis piernas se abrieron al mismo tiempo que se acomodaba en el espacio libre entre él y yo; sus movimientos precipitados eran mágicos y excitantes.
Por un segundo más paró tiernamente, me miró a los ojos nuevamente, su mano tomó mi rostro y su dedo pulgar mi labio inferior, lo bajo suavemente y me miró de una forma seductora; se mordió los labios, algo tan humano que me tomó por sorpresa; luego se acercó a mi boca aún con el labio puesto de esa manera y me besó salvajemente.
Su lengua se abalanzó sobre la mía mientras se golpeaban pasionalmente y alocadamente.
Sus manos tocaron mi piel desgarradoramente, parecía que hasta nuestros cuerpos molestaban y quería arrancar todo lo que estorbase, aquello solo me estremeció.
Pero aún quedaba la ropa.
Mi mano se sumergió dentro de su camisa mientras daba grandes círculos en su espalda, y él hacía lo mismo en mi remera, solo que sus deseos fueron órdenes, y me la quitó amablemente pero apasionadamente, para luego sacar mi brasier. Mis pechos quedaron al descubierto señalándolo directamente, anhelando su boca.
Luego le quité su camisa mientras me ponía encima de él, esta vez en un solo intento.
Su pantalón fue fácil de sacar gracias a su maravillosa rapidez para quitarse los zapatos. Todo era fácil pero mágicamente complejo a la vez.
Se levantó de golpe, tanto que me asusté por un momento pero luego reí; nos quedamos parados nuevamente, me quitó el vaquero y los zapatos rápidamente y quedamos los dos con las mismas prendas.
Miró desde una pequeña distancia todo mi cuerpo, aquello no me avergonzó ni un segundo, estaba en confianza, me sentía en confianza; Edward hacía que yo me sintiese hermosa y seductora.
¿Cómo no sentirse así, cuando el vampiro más hermoso del mundo está enamorado de ti y te desea más que a nada?
Me tiré sobre él, no se movió ni un solo paso, me tomó por debajo y me volvió a subir una vez más a él, nos besamos un largo rato, para luego tirarme en la cama nuevamente.
Mis manos tocaron cada parte de su piel, las suyas rozaron todo lo que había en mí, nuestros cuerpos molestaban. Nos quitamos lo último que quedaba de nuestro pudor, para luego ponerse la protección y me penetró de una forma cálida y verdadera. Sentí que el cielo se me venía encima, sus movimientos eran angelicales, suaves pero ardientes.
Entre penetración y penetración, un par de gemidos se salieron de mi, aquel hermoso vampiro estaba con el rostro apretado, sus facciones eran humanas e inocentes.
Nuestros cuerpos se volvieron uno, nuestro sudor aclamaba pasión y nuestros corazones amor; nada podía mejorar este momento, nada podía hacer que yo desease algo o alguien más. Me sentía suya y lo sentía mío, para siempre.

By Edward CAPITULO XVII: EL DON

No podía esconder lo que sentí cuando vi a través de los ojos de Kevin, hubiese sido todo más fácil si la hubiese besado, pero su atenta caballerosidad y sus pensamientos tan cordiales, me hicieron enfurecer aún más.
Era demasiado para mi ver a Bella dispuesta a besarlo, a pesar de que su estado etílico no era bueno, de todas maneras no era una excusa. Pero yo sabía que estaba furiosa y era un tanto torpe; la amaba demasiado y podía llegar a comprenderlo.
Aunque siempre presentí y ahora estaba seguro que este chico no era como los demás; tenía una seria sensación sobre eso y tenía que hablarlo con Carlisle.
- Necesito consultarte algo - le avisé a regañadientes mientras estaba recostado en el sillón con Esme, leyendo un poco mientras ella escribía.
- Claro hijo, ven, vamos a mi despacho - el lugar se tensionó un poco, a pesar de eso Carlisle usaba todas sus armas para que haya tranquilidad, a veces llegaba a sospechar que tenía un don un tanto parecido al de Jasper – ¿qué pasa Edward? - preguntó con aquella voz tan dulce y paternal que no podía dejar de transmitirme desde el primer día, al igual que Esme.
- Tengo una extraña sensación Carlisle.
- ¿Sobre que?
- Sobre Kevin, siento que algo no está bien.
- Celos se llama Edward – dijo un tanto sonriente
- No, no son celos...bueno - lo pensé por un segundo – un poco también. Pero no hablo de eso, sino que siento que tiene algún tipo de poder - se quedó pensativo por un momento, se dió cuenta al instante de que estaba hablando.
- ¿Qué sentiste? ¿Qué poder?
- No lo se. Tiene algo extraño en si, un poder de impulso, convicción demasiado potente. Es extraño.
- Lo entiendo. Puede ser Edward, al igual que Bella, que es imposible que entres en su mente, el puede tener algún tipo de poder. ¿Lo está usando con Bella?
- Inconcientemente si, es por eso que te lo planteo.
- Es posible Edward, intenta leer su mente y mantenme al tanto. Ya sabes - asentí con la cabeza y me fui hacia donde Bella.
Me había sacado una duda; ahora solo quería estar con ella, no podía dejar que nada nos separara.
- Bella - dije mientras ella leí algo que debería de ser para la escuela, sentada en la silla de su escritorio.
- Edward - me miró con una sonrisa en los labios y sus grandes ojos marrones que tanto amaba me estaban llevando a la perdición. Se levantó de un golpe y se acercó a mi torpemente, la atrapé en mis brazos en un irónico y cálido abrazo – te extrañe, creí que no volverías hoy, creí que estabas enojado - dijo melancólica. La separé de mi un instante y volví a mirarla a aquellos adorables ojos.
- Nunca te dejaré Bella. Todo esta bien, yo te amo. No temas yo te cuidaré.
- Y yo a ti Edward, disculpa mi torpeza. Soy una maldita humana sin sentido, solo se equivocarme.
- No me importa, siempre serás mi hermosa Bella, pase lo que pase - cerramos aquel momento con un beso apasionado. Tomé sus manos y la subí a mi; no pensaba dejarla ir a ningún lado.
Nos besamos alocadamente durante varios minutos en esa misma posición, así podía estar por horas, nunca me iba a acalambrar ni cansar. A pesar de eso fui caminando lentamente, a paso humano, hacia la cama de Bella. Antes de tirarla en la cama suavemente, la miré a los ojos “Te Amo Edward”, me dijo y aquello solo acrecentó mi pasión, mis deseos de tenerla entre mis brazos, de tenerla en mi, de que fuésemos uno en ese mismo instante.

lunes, 13 de julio de 2009

CAPITULO XXV: MAL MOMENTO

Me besó la mejilla suavemente, y me acarició con su índice mi labio inferior.

Se paró y corrió todas las cobijas de la cama, volvió hacia mí, me tomó por debajo, y me depositó en ella con mucha suavidad, para luego taparme.

- Descansa Bella – dijo mientras besaba mi frente dulcemente y se iba. Quería pedirle que se quedara conmigo, pero sabía que era tentar a mi suerte.

Me sentía verdaderamente mal, iba a dejar que Kevin me besase, lo iba a hacer por enfado, iba a cometer un error.

Pero mis pensamientos se fueron a varios momentos hacia la actitud de Kevin, otro me hubiese besado aprovechando la situación, y no lo hizo, me respetó. Aquello había movido alguna parte de mi que aún no sabía cual era, me asusté, temí por mi seguridad mental y me di vuelta para intentar descansar un poco, pero no lo logré.

Me levanté como pude, caminé paso por paso hacia al baño que descubrí dentro de la habitación. Tropecé un par de veces, pero al fin llegué; me lavé la cara lo mejor que pude para luego vomitar un par de veces. A pesar de lo asqueroso y patético del asunto, me sentí mucho mejor. Tomé la pasta de dientes y me metí un poco para poder enjuagarme, y sacarme el mal sabor.

Me lavé nuevamente la cara y marché hacia la cama, podía ir más derecha y mis pensamientos eran mucho más sólidos.

- ¿Bella? – preguntó Kevin un tanto preocupado.

- Estoy bien, necesitaba ir al baño. Me siento mejor.

- De acuerdo, ¿te llevo a tu casa? – asentí ante la hermosa propuesta. Necesitaba mi espacio, quizás así podría pensar más claramente y Edward estaría allí.

¡Oh rayos, Edward!, pensé histéricamente. De vez en cuando se me escapaba el hecho de que mi novio era un vampiro con sus sentidos avanzados y con la capacidad de poder leer mentes ajenas. Ya sabría todo, me odiaría. Con toda la razón, después de cómo lo traté, encima pensé en darle un beso a Kevin. A pesar de que el no iba a saber lo que pensaba, no suspiré, debió de haber visto que yo no me alejé cuando me iba a besar, sino que fue Kevin quien no me besó.

El viaje fue sumamente callado, pero no incómodo, intenté depositar mi cabeza lo más cómodamente en el respaldo de el asiento para poder hacerme la dormida hasta llegar a casa. Cuando aquello ocurrió, me bajé lentamente saludando a Kevin con la mano y agradeciéndole. Fui hacia mi casa un tanto mareada aún, pero derecha a pesar de todo.

Claro que me tropecé un par de veces más, si sobria era torpe, de esta manera no podía dejar de serlo. Era una maldita amenaza.

Subí las escaleras suavemente para que Charlie no despertara, salir del cuarto para ver como había llegado y descubrirme en un estado un tanto lastimoso.

Por fin llegué a mi cama, Edward no estaba, de seguro me odiaría con toda su alma, de seguro no me querría ver más. Me estremecí tan solo con pensarlo.

Me recosté en mi cama y me dormí unos segundos más tarde.

- Buen día Bella – dijo aquella voz que yo tanto amaba, aquella voz que creí que nunca más escucharía de una forma tierna y apacible. Me levanté con un dolor de cabeza tremendo. Miré y allí estaba Edward sentado en el borde de mi cama, con un vaso de agua y una pastilla.

A pesar de que quería sonreír ante el gesto, me sentía hipócrita. Él se acercó a mi y me dió la pastilla, luego de tomarla me ofreció el agua.

- ¿Cómo te sientes? – preguntó un tanto distante.

- Bien – sonrió ante mi clara mentira – Edward, yo ayer…

- Shh, no digas nada. Todo está bien. Estabas ebria y enojada.

- No Edward, no puedes ser así, no puedes soportar todo lo que haga – dije esta vez furiosa yo.

- Bella. Nada pasó

- Porque el se alejó – parecía tonta, me estaba perdonando y yo cavaba mi propia tumba, pidiéndole que se enoje conmigo.

- ¿Tu me amas? – preguntó de la nada y mis ojos se abrieron como platos.

- Mas que a nada en el mundo - respondí sin ninguna vacilación.

- Eso es lo que me importa. Estabas enojada, estabas furiosa conmigo y ebria; cualquiera hubiese reaccionado así – no entendía su comprensión, no podía entender como era así.

- ¿Tu lo hubieses hecho? – pregunté triste y desafiante. Me miró un poco preocupado.

- No – dijo mientras miraba mis ojos – pero soy un vampiro Bella, nuestro amor es diferente al que tu puedes llegar a tener. Los humanos no son tan fuertes.

- Pero yo te amo.

- Y yo también. Pero es diferente nuestro amor Bella, quiero que te olvides de lo que paso. Me tengo que ir Bella, Charlie esta por venir hacia aquí y quiero hablar con Carlisle – me besó suavemente los labios y se fue rápidamente.

En ese instante la puerta se abrió, era Charlie.

- Bells, linda fiesta la de anoche – sonrió pícaro y burlón. Refunfuñé por debajo – pensaba irme a pescar, pero ¿quieres que me quede?

- No, no. Ve tranquilo, pienso quedarme durmiendo un poco más y luego leer para la escuela.

- De acuerdo – dijo casi triste por que no le dijera que se quedase conmigo, pero sabía que sus días de pesca eran sagrados. No quería arruinárselos y quería estar con Edward el día de hoy. Cerró la puerta luego de despedirse cariñosamente. Iba a esperar a Edward y hacerle entender que yo lo amaba, que lo que habia pasado no había significado nada; luego comencé a pensar que era lo que tenía que charlar con Carlisle. Algo me sonó sospechoso.