KEVIN
No entendía que me estaba pasando, algo en mi cuerpo me estaba pidiendo a gritos morir, pero otra parte me estaba pidiendo vivir. Era una mezcla entre el dolor y el maravilloso rostro de Bella; era ella por quién yo podía ver el mundo de una manera más positiva.
Mi cuerpo se estaba convirtiendo en algo que no era yo, en algo más allá, sabía que iba a ser un vampiro, eso no me daba miedo, quizás de esa manera podría conquistar a Bella o por lo menos vivir con ella todo el tiempo que sea suficiente para verla feliz.
La amaba, ahora estaba más seguro que nunca, el cambio que estaba teniendo, me hacía ver las formas de una manera diferente, con más tranquilidad, menos ansiedad, mi cabeza estaba funcionando a mil y ahora sabía que ella era el amor de mi vida, aunque yo no fuese lo mismo para ella; pero la cuidaría, nada importaba; ni Edward, ni Jake, ni ningún otro chiquillo humano tonto que anduviese por ahi intentando conquistarla. Nada importaba ya.
Comencé a respirar de otra manera, ya no sentía mi corazón latir, ya nada tenía el mismo sentido; volví en mi suavemente mientras miraba hacia todos los costados, allí estaban Carlisle y Esme mirandome asombrados, mientras escuchaba como llamaban a sus hijos suavemente, tanto que un humano no pudiese escucharlos, pero ahora yo si.
En menos de un milisegundo llegaron Alice, Jasper, Emmett y Rosalie.
- ¿Bella? - fue lo único que pude decir; al nombrarla un dolor en la garganta, rasposo y doloroso se cruzó rápidamente; pegué un pequeño alarido mientras Carlisle traía en su mano un vaso lleno de sangre.
La tomé sin pensarlo, de inmediato el dolor cesó, pero aún faltaba algo, era sangre de animal, no era de humano; esto no iba a estar nada divertido sabiendo que Bella era humana y podría lastimarla.
Ahora si que comenzaba a pensar de una manera menos convincente y lleno de miedo, pero de sed.
BELLA
- Edward, Kevin debe de haber despertado a estas horas, ¿cómo estará?
- No lo se, pero toda mi familia esta con él y principalmente Carlise, sabes que el podrá ayudarlo - dijo Edward quien aún se encontraba a mi lado en su forma vampirezca desnuda y hermosa. Charlie no volvería en todo el día y Edward no me dejaría sola, tenía miedo de que a Kevin se le diese por escapar, venir a verme; todo terminaría mal siendo un neófito.
- Lo se. Aún me siento mal por todo lo que le pasa, es mi culpa y lo sabes.
- No lo es Bella, no es tu culpa. El se tiró a salvarte y bueno.
- Si no lo hacía, yo sería vampiro ahora.
- Lo se, y se lo agradezco de por vida, o de por muerte por decirlo de una manera más exacta - su voz sonaba melancólica, no entendía cual era mi opción ante todo esto, algo no iba a estar bien si seguía insitiendo con no convertirme en vampiro, yo quería e iba a pasar - de todo modos no quiero hablar sobre eso otra vez Bella. Vamos a desayunar, ve a bañarte y yo te preparo algo pequeña humana caprichosa - intentó ser lo más dulce posible, mientras yo por dentro quería discutir el tema, lo respeté aunque no se iba a quedar así.
- Si señor - me limité a decirle, mientras tomaba ni neceser y marchaba a tener mi momento humano.
Me bañé mientras pensaba en lo terrible que sería para mi ver a Kevin, o de lo terrible que sería para Kevin verme a mi o a cualquier otro humano.
Tenía miedo, tenía la sensación de que algo no estaba bien, ni lo iba a estar.
Un ruido en mi cuarto me lo hizo saber, salté descontrolada, salí de la ducha, me puse la toalla y salí a la busqueda de mi amado vampiro y de aquel ruido aterrador que me hizo estremecer.
Al entrar a mi cuarto, Edward se encontraba junto a la pared con Kevin en sus brazos y toda su familia alrededor, intentando calmar las ansias de aquel nuevo y viejo neófito, quien había sido alguna vez mi amigo y ahora me miraba con ganas de mi sangre y de mi vida.
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