jueves, 23 de julio de 2009

By Bella CAPITULO XVII: PASIONALMENTE AMOR

Tomó mis manos y me subió en él si ningún tipo de esfuerzos y sin lastimarme en lo más mínimo. Mi cuerpo se estremeció durante un minuto mientras su boca tocaba la mía y mis manos tomaban su pelo suavemente.
Así pasaron minutos antes de que me tirase en la cama, entre un "Te Amo Edward" susurrado cuando me miraba a los ojos profundamente y sus latidos innecesarios se aceleraron al compás de mi respiración.
Tomó mi cintura desde abajo y me apretó más hacia él para tenerme lo más cerca posible de su cuerpo, su boca recorrió cada punta de mi cuello, y su lengua se posó en mi piel hasta hacerme enloquecer.
Mis piernas se abrieron al mismo tiempo que se acomodaba en el espacio libre entre él y yo; sus movimientos precipitados eran mágicos y excitantes.
Por un segundo más paró tiernamente, me miró a los ojos nuevamente, su mano tomó mi rostro y su dedo pulgar mi labio inferior, lo bajo suavemente y me miró de una forma seductora; se mordió los labios, algo tan humano que me tomó por sorpresa; luego se acercó a mi boca aún con el labio puesto de esa manera y me besó salvajemente.
Su lengua se abalanzó sobre la mía mientras se golpeaban pasionalmente y alocadamente.
Sus manos tocaron mi piel desgarradoramente, parecía que hasta nuestros cuerpos molestaban y quería arrancar todo lo que estorbase, aquello solo me estremeció.
Pero aún quedaba la ropa.
Mi mano se sumergió dentro de su camisa mientras daba grandes círculos en su espalda, y él hacía lo mismo en mi remera, solo que sus deseos fueron órdenes, y me la quitó amablemente pero apasionadamente, para luego sacar mi brasier. Mis pechos quedaron al descubierto señalándolo directamente, anhelando su boca.
Luego le quité su camisa mientras me ponía encima de él, esta vez en un solo intento.
Su pantalón fue fácil de sacar gracias a su maravillosa rapidez para quitarse los zapatos. Todo era fácil pero mágicamente complejo a la vez.
Se levantó de golpe, tanto que me asusté por un momento pero luego reí; nos quedamos parados nuevamente, me quitó el vaquero y los zapatos rápidamente y quedamos los dos con las mismas prendas.
Miró desde una pequeña distancia todo mi cuerpo, aquello no me avergonzó ni un segundo, estaba en confianza, me sentía en confianza; Edward hacía que yo me sintiese hermosa y seductora.
¿Cómo no sentirse así, cuando el vampiro más hermoso del mundo está enamorado de ti y te desea más que a nada?
Me tiré sobre él, no se movió ni un solo paso, me tomó por debajo y me volvió a subir una vez más a él, nos besamos un largo rato, para luego tirarme en la cama nuevamente.
Mis manos tocaron cada parte de su piel, las suyas rozaron todo lo que había en mí, nuestros cuerpos molestaban. Nos quitamos lo último que quedaba de nuestro pudor, para luego ponerse la protección y me penetró de una forma cálida y verdadera. Sentí que el cielo se me venía encima, sus movimientos eran angelicales, suaves pero ardientes.
Entre penetración y penetración, un par de gemidos se salieron de mi, aquel hermoso vampiro estaba con el rostro apretado, sus facciones eran humanas e inocentes.
Nuestros cuerpos se volvieron uno, nuestro sudor aclamaba pasión y nuestros corazones amor; nada podía mejorar este momento, nada podía hacer que yo desease algo o alguien más. Me sentía suya y lo sentía mío, para siempre.

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