No podía esconder lo que sentí cuando vi a través de los ojos de Kevin, hubiese sido todo más fácil si la hubiese besado, pero su atenta caballerosidad y sus pensamientos tan cordiales, me hicieron enfurecer aún más.
Era demasiado para mi ver a Bella dispuesta a besarlo, a pesar de que su estado etílico no era bueno, de todas maneras no era una excusa. Pero yo sabía que estaba furiosa y era un tanto torpe; la amaba demasiado y podía llegar a comprenderlo.
Aunque siempre presentí y ahora estaba seguro que este chico no era como los demás; tenía una seria sensación sobre eso y tenía que hablarlo con Carlisle.
- Necesito consultarte algo - le avisé a regañadientes mientras estaba recostado en el sillón con Esme, leyendo un poco mientras ella escribía.
- Claro hijo, ven, vamos a mi despacho - el lugar se tensionó un poco, a pesar de eso Carlisle usaba todas sus armas para que haya tranquilidad, a veces llegaba a sospechar que tenía un don un tanto parecido al de Jasper – ¿qué pasa Edward? - preguntó con aquella voz tan dulce y paternal que no podía dejar de transmitirme desde el primer día, al igual que Esme.
- Tengo una extraña sensación Carlisle.
- ¿Sobre que?
- Sobre Kevin, siento que algo no está bien.
- Celos se llama Edward – dijo un tanto sonriente
- No, no son celos...bueno - lo pensé por un segundo – un poco también. Pero no hablo de eso, sino que siento que tiene algún tipo de poder - se quedó pensativo por un momento, se dió cuenta al instante de que estaba hablando.
- ¿Qué sentiste? ¿Qué poder?
- No lo se. Tiene algo extraño en si, un poder de impulso, convicción demasiado potente. Es extraño.
- Lo entiendo. Puede ser Edward, al igual que Bella, que es imposible que entres en su mente, el puede tener algún tipo de poder. ¿Lo está usando con Bella?
- Inconcientemente si, es por eso que te lo planteo.
- Es posible Edward, intenta leer su mente y mantenme al tanto. Ya sabes - asentí con la cabeza y me fui hacia donde Bella.
Me había sacado una duda; ahora solo quería estar con ella, no podía dejar que nada nos separara.
- Bella - dije mientras ella leí algo que debería de ser para la escuela, sentada en la silla de su escritorio.
- Edward - me miró con una sonrisa en los labios y sus grandes ojos marrones que tanto amaba me estaban llevando a la perdición. Se levantó de un golpe y se acercó a mi torpemente, la atrapé en mis brazos en un irónico y cálido abrazo – te extrañe, creí que no volverías hoy, creí que estabas enojado - dijo melancólica. La separé de mi un instante y volví a mirarla a aquellos adorables ojos.
- Nunca te dejaré Bella. Todo esta bien, yo te amo. No temas yo te cuidaré.
- Y yo a ti Edward, disculpa mi torpeza. Soy una maldita humana sin sentido, solo se equivocarme.
- No me importa, siempre serás mi hermosa Bella, pase lo que pase - cerramos aquel momento con un beso apasionado. Tomé sus manos y la subí a mi; no pensaba dejarla ir a ningún lado.
Nos besamos alocadamente durante varios minutos en esa misma posición, así podía estar por horas, nunca me iba a acalambrar ni cansar. A pesar de eso fui caminando lentamente, a paso humano, hacia la cama de Bella. Antes de tirarla en la cama suavemente, la miré a los ojos “Te Amo Edward”, me dijo y aquello solo acrecentó mi pasión, mis deseos de tenerla entre mis brazos, de tenerla en mi, de que fuésemos uno en ese mismo instante.
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