lunes, 6 de julio de 2009

By Edward CAPITULO XXIII: VISION PRIMERA

- Bella, cariño – le dije mientras sus lágrimas corrían como un manantial por sus ojos. Parecía que iba a morir, era como ver mi propia muerte hecha agua salada, era como que el mundo cayera sobre mi al verla de esa manera – no llores, todo está bien, no me iré, no lo volveré a hacer. Me fui por tu bien, ya lo sabes. Discúlpame.
- Esta bien Edward, solamente es que no tenia ni idea. Creí que ya era algo del pasado, pero veo que no. No puedo vivir sin ti, no lo vuelvas a hacer te lo pido – tome su rostro y bese su mejilla para parar una de sus lágrimas. Tome su mano y la puse en mi pecho.
- Este corazón, hace muchos años que no late, pero ahora solo lo hace por ti, ahora es tuyo al igual que mi existencia. Nunca me iré, nunca te dejaré sola – no se movió, estoy seguro que quería abalanzarse hacia mi en un abrazo, pero prefirió parar por seguridad, la mía claro, a ella no le importaba morir.
La tome de la mano y la abrace suavemente, esta vez era diferente, esta vez pensé en ella y me sentí estúpido, y mal por haber tenido aquel ataque. Se que era parte de nuestra naturaleza, pero todo lo que la amaba tenía que aplacar mi sentimiento intolerante; ella lo era todo ahora.
- Te Amo Edward – dijo entre dientes mientras su rostro se introducía en mi pecho frío como el hielo y sus manos apretaban mi espalda de marfil.
- Te Amo Bella – dije para cerrar aquel pacto invisible, pero implícito en nuestras palabras, palabras que nunca iban a ser solo eso, sino que eran puros sentimientos llenos de ansiedad uno por el otro.

- Edward, ¿te sientes mejor? – dijo Alice un poco preocupada, ella me amaba, pero sabía que su preocupación venía más por el lado de Bella que por el mío. Su amistad se había afianzado en poco tiempo y ella la sentía ya como una hermana más.
- Si Alice, estoy bien y Bella también. Hemos arreglado las cosas, ahora está en una tonta fiesta que prometió ir. Ella y sus promesas – mi voz sonaba como una catacumba siendo lanzada con un arsenal de hombres musculosos y moribundos.
- Edward, no empiezes con tus celos inútiles, sabes lo que ella te ama. No es necesario todo esto, por esto es que pasó lo que pasó, tu lo sabés – la voz de Alice cada vez se me hacía más familiar, cada vez era más parecida a la de Esme, era tierna, sutil y protectora. Aquello me hizo aplacar mis sentimientos de romper cualquier cosa que tuviese enfrente o ir a donde ella estaba y partirle la cara al tonto de Kevin.
- Lo se Alice, me tranquilizaré. Vamos a cazar – ella asintió y fuimos rápidamente hacia el bosque. Teníamos pensado tirarnos sobre un par de alces, aunque su idea de osos me llenó la boca de agua, era tan dulce y excitante, aunque prefería algo un poco más felino, en estos tiempos solo habían osos y alces por ahí.
Cuando pensaba en lanzarme hacia un oso macho lo suficientemente grande como para que mi líbido se pusiera al máximo en cuestión de casería; Alice comenzó a tener una de sus visiones.
Se estremeció, sus convulsiones eran de lo más aterradoras, incluso para mi, aquello me hizo atormentar.
- Alice. ¿Qué ves? ¿Qué pasa? – dije lo menos aterradoramente para no hacerla sentir peor, creí que mi don se había marchado por no poder ver nada, pero en ese instante todo comenzó a ser vívido en mi mente.
“El claro estaba oscuro, negro, nada se podía visualizar. Era yo quien estaba allí, de rodillas desesperado sin saber a donde ir, sin saber que hacer. Rosalie se paró detrás de mi al igual que Emmett mientras tomaban cada uno mis hombros en forma de consuelo. No podía llorar pero sentía pena, melancolía, sufrimiento…Bella”
Mis ojos se abrieron de par en par, en aquel momento su visión se tornó nada, desapareció de un momento para el otro, estaba confundido. ¿Qué había pasado con Bella, no sentía como si hubiese sido su muerte, sentía como si se hubiese ido lejos, muy lejos de mi. Tal como yo, pero para no volver, sentí que ya no me amaba. La garganta se me hizo un nudo y no pude parar de pensar, enloquecer y querer correr a sus brazos.
- Edward, tranquilo – dijo Alice entre susurros y amabilidad – todo estará bien, las cosas pueden cambiar
- Alice, no viste nada, solo mi sufrimiento. ¿Cómo sabremos lo que va a pasar?
- Tendré otra visión, siempre la tengo
- Pero sino, pero si a Bella…
- …calla Edward, nada va a pasar, no comiences. Tranquilo – me interrumpió Alice intentando que el ambiente fuese más tranquilo y sin emociones. “Como quisiera a Jasper ahora”, pensó Alice. Estaba de acuerdo. Tomé mis fuerzas y corrí todo lo que pude hacia Bella, necesitaba estar con ella, quería saber si estaba bien, el camino a lo de Kevin era largo, y aunque lo fuese, para mi era solo un cerrar y abrir de ojos.
Así que marché hacia donde ella, tenía que ver que todo estuviese bien y aquella visión no fuese tan cercana.

2 comentarios:

  1. esto ke es¿?
    me gusta muchoooo
    hace timepo ke e odioo ke an echoo un libroo de crepuclo pero ke lo explicava edward
    es verdad¿?

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  2. Acerca del capítulo XXVII... en realidad, habiendo leído los anteriores, se veía venir pero... me pregunto si esto es lo q kieren para Ed y Bella, es decir, apresurado, algo tan común d este siglo.
    Tengo 27 años, casada y madre y leyendo Crepúsculo pude valorar algo q nunca valoré, q es la virginidad. El sexo con la persona amada es tocar el cielo y volver como dicen muchas canciones pero una vez q se pasa esa barrera todo cambia, se pierde la perspectiva d muchas cosas. Creo q mantener la virginidad, la tensión sexual, es como cocinar algo a fuego lento y sazonarlo lo suficiente, cuando esta listo te das cuenta q valio la pena esperar...
    Estos escritos llaman la atención desde el punto de "algo nuevo de Bells y Ed" pero no me parece apropiado para todas las edades debido a q deja de ser sugerente para volverse erótico.
    En fin, solo mi humilde opinion.

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