lunes, 22 de junio de 2009

CAPITULO XIII: CHICO NUEVO

Corrí rápido hacia mi monovolumen, aún más triste; me sentía usada, traicionada y llena de miedo. Fui rumbo a mi casa; no tuve otra alternativa que enfurecerme con Jacob, lo necesitaba como amigo, no como un estúpido casanova. Lo tenía a mi lado de todos modos en su forma lobuna siguiendo mis pasos, me sentía una tonta, no solo por su comportamiento, sino porque en menos de un día me había metido en los suficientes líos como para escribir un libro de ciencia ficción, aunque en este momento mi vida era más que eso.
Llevaba a poca velocidad el monovolumen, no solo porque no podía ir más rápido sino porque no quería volver a cometer el mismo error.
Puse una canción que no reconocí, pero que era muy suave así que la dejé, de esa manera podría tranquilizarme. No quería ni imaginarme todo lo que Charlie me iba a decir, todo lo que Edward me iba a decir, y todavía tenía que enfrentarme a la familia de Edward gracias a mi fuga de esta tarde.
Sobrepasé la línea de la reserva, creí que Jacob iba a parar pero no lo hizo, ¿no pararían mis problemas?, tenía la culpa, pero de todos modos, también tenía un gran toque de mala suerte.
A penas pasé la línea, Edward ya estaba allí con su Volvo el cual estaba sin puerta de acompañante ahora, manejaba con furia y recelo, lo podía sentir.
Tuve la amabilidad de parar el auto esta vez, y él hizo lo mismo, corrió ágilmente hacia mi, luego de cerrar la puerta con furia, en menos de un segundo estuvo a mi lado abriendo la puerta.
- Lo mataré, claro que lo mataré sin ninguna duda – dijo lleno de nervios, lo miré confusa y fruncí el ceño.
- ¿Qué pasa Edward? ¿De qué hablas?
- De Jacob.
- Ah, me olvidaba de tu capacidad de leer mentes. Tus celos no pueden...
-… nada de celos Bella, tuvo la capacidad de hacerte doler cuando lo necesitabas, eso me importa. Por eso lo mataré – me interrumpió mientras se oía aún más furioso. Lo miré enojada.
- Tu tuviste la misma capacidad de hacerme doler y sin embargo aquí estás pretendiendo que nada pasó – se me quedó mirando lleno de melancolía y sorpresa, no se esperaba venir aquello.
- Bella, por favor se razonable.
- Nada de razonable Edward, quiero que tú lo seas – dió un gran suspiro y me miró a los ojos profundamente, mientras yo aún me encontraba en mi asiento atenta a su reacción.
- Bella, no cambiaré de opinión. Tu misma lo dijiste, ¿qué harías tu si yo dejara de existir? – mis ojos se llenaron de lágrimas automáticamente escuché aquello, claro que moriría y lo entendí al escucharlo esta vez en sus labios. Dejé que todo pasara y fuimos hacia casa cada uno en su auto para no dejarlos varados. Jacob desapareció, de seguro al ver a Edward y a mi juntos, debería de haber dado la vuelta.
Aquella noche me dormí enseguida a su lado.
Al otro día ya en el colegio, todos me miraban como si fuese un bicho, ¿es qué nunca pasaría de moda mi presencia?
Edward hoy no vendría a clase, iba a cazar con Emmet. El día transcurriría muy tranquilo; fui a mis respectivas clases y en el almuerzo me senté como siempre con mis amigos.
Alice, Rosalie y Jasper, estaban en la mesa de siempre.
- ¿Bella? – dijo Ángela entre susurros, la miré por lo bajo para poder saber que decía sin llamar la atención – alguien te busca, es el mismo chico de la otra vez.
Miré hacia la ventana y allí estaba Jacob nuevamente para mi sorpresa, aquello era como un maldito "deyavú", solo suspiré con un poco de alivio por la idea de que Edward no se encontraba en el instituto; aunque si sus hermanos y de seguro le dirían.
Me levanté lentamente, mientras sentía la mirada de todos en mí nunca y más las de sus hermanos. Observé de reojo para comprobar que Alice me miraba con confusión, Jasper con nerviosismo y Rosalie con desprecio. Salí y caminé hacia Jacob.
- ¿Qué haces aquí Jacob? – pregunté susurrando aún, no sabía que tan agudos podían ser los sentidos de aquellos vampiros.
- Me quedé triste por lo de ayer, tu me necesitabas y me comporté como un idiota – el sonido de su voz sonaba intranquilo y lleno de tristeza.
- Todo esta bien Jacob.
- Se que no y disculpa, solo quería subirte el ánimo, realmente no quería hacerte sentir así, no quería que te fueras de esa manera. ¿Cómo te sientes hoy?
- ¿Importa acaso? Estoy bien Jack y tengo clase por cierto, debería de irme.
- Por favor Bella, discúlpame - sonaba suplicante, estaba segura que en cualquier momento se pondría de rodillas.
- Bella, Bella. Disculpa que te interrumpa pero tengo un chisme de muerte – dijo Jessica llena de emoción, era chusma pero se había pasado de la raya. La miré un poco enojada, pero me había salvado de una conversación a la que no queria asistir, así que suspiré por dentro.
- ¿Qué pasa Jess? – pregunté entre enojada y aliviada.
- Alguien nuevo entro al colegio, deberías venir a ver - ¿nuevo? Genial, dejaría de ser el centro de atención por fin, alguien ganaría mi lugar, pensé – es un chico, uno muy guapo por cierto, Bella. Ven – me tomó de la mano y me tiró de un golpe, si que era imprudente, miré a Jacob tirándole un saludo de despedida y entre arrastrada como un perro por Jessica.
Nos sentamos en nuestra mesa, los hermanos de Edward aún me miraban confusos, mientras Jessica estiraba su mano para mostrarme al nuevo chico.
- Ahí esta – su mano se dirigió hacia un chico morocho, de ojos miel, con pelo castaño y de gran porte, su cuerpo era musculoso y alto, vestía una camisa marrón claro y unos vaqueros – Kevin se llama, Kevin Carper. ¿Si que es guapo no lo crees Bella?


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