jueves, 25 de junio de 2009

CAPITULO XIX: MI CAZA

Edward de seguro se debió haber arrepentido de seguir contándome sobre los Vulturis, ya que cuando estuvo a punto de mencionarme toda la historia apareció Emmet disculpándose por llevárselo rápidamente, la costumbre de que Edward quisiera quedarse conmigo, no sucedió esta vez y se fue sin pensarlo.
Me levanté furiosa y me fui hacia mi monovolumen a terminar mi descanso esperando mi próxima clase. Puse la radio, aunque no le presté atención ni por un solo segundo, prefería que algún tipo de ruido llenase el monovolumen; lo que Edward me había dicho hace unos minutos me estaba revoloteando enloquecedoramente en el pensamiento, pero no podía llegar a nada, no tenía nada que pensar, ningún tipo de información. La frustración me envolvió durante unos minutos, hasta que decidí dar una vuelta, manejar me haría olvidar un poco y concentrarme en el camino, aunque fuese lo suficientemente miedosa como para no dejar de fijarme en el camino, mi huída reciente había echo que ya no confiara en mis miedos.
Recordé por un momento como Esme y Carlise me habían dicho luego de aquella fuga, que tenía que tranquilizarme, nada iba a ser fácil, pero si amaba a Edward como lo amaba, eran cosas que tenía que vivir. Rose por su parte, me detestó aún más por poner en peligro a su familia, pero según Edward estaba un tanto celosa de que Emmet actuara con tanta rabia y desesperación cuando yo tomé el auto y me fui de esa manera, pero Edward me dijo que no le prestara atención, ella era así. Alice y Jasper por su parte, se mantuvieron tranquilos, aunque Jasper nunca hacia nada que a Alice le molestara o le hiciese mal, aquellos dos eran uno solo.
En aquel momento un golpe extraordinario a mi monovolumen me hizo salir de mis recuerdos deliberadamente y volví en mi, miré hacia el velocímetro, pero llevaba una velocidad prudente, demasiado prudente no llegaba a los 35 km/h como para salirme del carril por ello.
Paré mi vieja carcasa amada para observar si no había pisado alguna clase de alce u otro animal, me bajé, pero nada había, mire los costados del monovolumen y nada, me quedé parada unos segundos pensativa, buscando en mi mente alguna conclusión lógica.
- Hola preciosa – dijo una voz espectral, me dí vuelta de un golpe y vi como un hombre me miraba desde el techo de mi auto de arriba a abajo, su piel era pálida como la luna, sus ojos y su pelo negros.
No dije nada, me quedé inmóvil allí mirando sus profundos ojos - ¿si que eres bella, Edward no es tonto? - ¿Edward?, lo conocía. ¿Sería uno de los Vulturis?, pensé.
Se bajó de un golpe y sin ninguna dificultad, se acercó a mi lentamente mientras me miraba como si yo fuese su presa – OH, que descortés no me he presentado aún. Soy Alan, debes de saber lo que soy por supuesto, soy un nómade que vino a cazar alguna especie en extinción, son mis favoritas. – rió un poco prepotente. – Isabella. ¿Cierto? – claro que no pude corregirle mi nombre como a todo el mundo, no estábamos hablando de un humano, era un vampiro que tenía ansias de comerme en ese preciso momento. Camine hacia atrás paso por paso, como si aquel fuese un león a punto de atacarme, aunque esto era peor.- No cariño, no me tengas miedo. No te hare daño – dijo entre sonrisas irónicas – no mucho – agregó.
Salí corriendo enloquecida hacia el bosque, sabia que de nada serviría, pero no podía quedarme allí parada sin hacer nada, por lo menos tenía que huir.
Comence a gritar para mis adentros “Edward ayúdame, estoy yendo hacia el bosque”, era un intento de que Alice viese algo fuerte y pudieran venir por mi.
Mientras intentaba no tropezar en mi intento de escape, peche contra un gran muro y caí hacia atrás muy fuertemente, estaba satisfecha de no haberme desmayado. Al ver hacia arriba nuevamente, vi que no era un muro, sino que era Alan que estaba mirándome serio, aún como un león a su presa. - Me encanta cuando mi presa quiere ponérmela difícil, son tan indefensos, pobres gatitos – su voz se lleno de satisfacción, realmente disfrutaba verme así, disfrutaba verme tan débil.
Se puso en cuclillas junto a mi, yo yacía en el suelo completamente, solo tenía levantada mi cabeza unos centímetros. Se abrió de piernas y se sentó encima de mi, era como si una aplanadora estuviese haciendo presión en mi pubis, se agachó y estuvo cara a cara conmigo, me olió como huele un perro y cerró los ojos. - Si que tienes un rico olor... apetitoso – se pasó la lengua por los labios en forma de degustación.
- ¡¡¡SUÉLTALA DESGRACIADO!!! – escuché una voz gratamente familiar y mi mundo se construyó de nuevo; Alan miró sorprendido hacia delante, se levantó algunos centímetros y Edward lo estampó contra la pared de un solo golpe.
Un segundo mas tarde tenía a Alice tomándome como a un bebe y subiéndome en su regazo. -Llévatela de aquí Alice – gritó Edward aún furioso. - No – dije casi en un grito - suéltame Alice – no sabía que estaba haciendo, pero no me quería ir, no quería dejar solo a Edward, no podía. - Bella, quédate quieta, sabes que no podrás conmigo y no te dejare aquí – dijo Alice con su dulce y angelical voz.
Alan se movió un centímetro para golpear a Edward pero Emmet y Jasper estaban allí para tomarlo cada uno de un brazo. Alice se quedo mirando un tanto atenta, todavía me encontraba en sus brazos, Rosalie estaba a nuestro lado observando pronta para atacar si fuese necesario.
- ¿Quién eres? ¿Qué quieres con Bella? – pregunto Edward furioso, "Alan conocía a mi vampiro, pero Edward no a él", pensé. Alan rió desenfrenadamente, burlónamente. Emmet le lanzó un puñetazo lleno de ira en el estómago y aquel dejo de reírse.
- Dilo ya – ordenó Jasper, un poco mas tranquilo pero desafiante. Alan no dijo nada; en aquel momento Edward mordio su cuello, aquel vampiro insolente abrió los ojos como platos.
- De acuerdo, de acuerdo, hablaré – dijo desesperadamente. No se que clase de efecto causaba que le mordiese el cuello, pero lo que fuese hizo que cambiara de idea.
- Los Vulturius me mandaron a buscar a Bella, no la iba a matar, solo me la iba a llevar – dijo lleno de pánico. Edward lo soltó al instante, mientras Emmet y Jasper aún lo sostenían. Me miró preocupado, mientras yo seguía en los brazos de Alice, me estremecí, aquella mirada no me traía paz.Volvió la mirada hacia Alan.
- Sabes que no saldrás de esta, no te dejare que lleves información – la voz de Edward me hizo estremecer aun mas, no era mi Edward. Las lágrimas comenzaron a rodar por mi rostro, lo iba a matar, Edward lo iba a matar.
- No lo hagas – dije lo suficientemente bajo como para que un humano no lo escuchase, pero si un vampiro.
- Disculpa Bella, es por tu proteccion, sabes que tiene que pasar – no me miro, esta vez, oí preguntarle a Alan algo sobre ¿para qué me querían los Vulturis?, pero antes de que pudiese escuchar la respuesta, Alice me llevo con ella hacia un lugar mas seguro mientras me cantaba una dulce canción para tranquilizarme.

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