lunes, 22 de junio de 2009

CAPITULO IV: SEUDOVERDAD

Me miró y sonrió pícaramente, luego se alejó de mi nuevamente; quería desmayarme en ese momento, pero solo subí al coche luego de que me abriera la puerta, él no dejaba de observarme ni un solo minuto. El viaje fué silencioso mientras pensaba en lo que me había dicho.
El día de hoy solo teníamos Sociales juntos, para mi mala suerte teníamos prueba, así que solo tenía que concentrarme en responder las preguntas, aunque fue demasiado difícil hacerlo estando Edward a mi lado, al terminar la prueba pude contestar casi mágicamente todas las preguntas y suspiré.
Era la última clase, volvió a insister en llevarme al claro cuando descubrí para mi buena suerte que el profesor de gimancia iba a faltar por razones personales; así que marchamos nuevamente a aquel lugar mágico.
Mientras intentaba sacarle alguna historia y alguna respuesta sobre su vida, lo cual no era nada fácil, una reacción llamó mi atención. Se levantó de golpe, mientras mi corazón estaba a mil y mi cuerpo hiperventilando gracias a su nuevo acercamiento a mi persona. Me quedé inmóvil de lo rápido que se movió, no tuve tiempo ni de levantarme cuando teníamos a un chico de piel parda, ojos café y altamente musculoso enfrente de nosotros. Mis ojos se quedaron clavados en él mientras, ellos dos se miraban atentos y receloso, reconocí a aquel chico, era el hijo de Billy el amigo de Charlie, que habían ido a ver el fútbol en la pantalla plana de casa y a saludarme cuando a penas había llegado. Jacob Black.
Me levanté despacio, mientras Edward me tomaba de la cintura sin voltear defendiéndome.
- Edward. Todo esta bien, yo lo conozco es un amigo –dije tranquilamente, mientras me levantaba para caminar hacia Jacob, Edward me tomó fuerte, para luego soltarme sin ganas. Ellos no se dejaban de mirar con odio, había algo que me estaba perdiendo.
- ¿Qué haces aquí Jacob? – pregunté mientras caminaba hacia él.
- Tu padre me dijo que te viniera a buscar, no sabía en donde estabas.
- ¿Cómo? Pero si es hora de escuela todavía. - aseguré un poco confusa.
- Bella, hace dos horas que tendrías que haber estado en casa. El te llamo, como no te encontró me pidió que te buscara, recorrí bastante y me imaginé que quizás estuvieses por aquí, se como te gusta estar sola y este es un buen lugar – no podía creer, el tiempo volaba cuando estaba con Edward, me sentía tan extraña al darme cuenta de aquello. Miré hacia tras para decirle que tenía que irme, pero Edward ya no estaba, me quedé en shock, no quería ni pensar. Caminé hacia mi mochila, la tomé y me fui con Jacob.
Fuimos en el auto de Jacob hacia la escuela a recoger el mío, en el viaje me mantuve bastante callada, aunque era demasiado imposible hacerlo con aquel niño pardo de sonrisa contagiosa.
Al llegar hacia la escuela, le agradecí y me fui a casa en mi monovolumen. Llamé a Charlie para decirle que todo estaba bien, cociné algo y dejé preparada la cena para él también. Subí a mi cuarto a dejar mis cosas, cuando tocaron a la puerta, bajé llena de ansiedad creyendo que era Edward, todos en la ciudad sabían donde vivía, sobre todo cuando eres hija del Jefe Swan y de una mujer caprichosa que se fue corriendo de allí.
Bajé las escaleras rápidamente, al llegar di un respiro y abrí, era Jacob.
- Hola Bella – dijo sonriente y despreocupado.
- Jacob, ¿qué haces aquí? ¿te has olvidado de algo? – pregunté desconfiada.
- No, quería saber como habías llegado.
- Muy bien gracias, sin problemas como siempre"hubieses llamado", pensé. Él se quedó allí viéndome con cara un poco vergonzosa esta vez, sin darme cuenta de que pasaba, luego reaccioné, no lo había ni siquiera invitado a pasar.
- Oh, pasa Jacob, disculpa, no me di cuenta - abrí más la puerta para que pasase y entró como si nada.
- No, esta bien. Disculpa, necesitaba hablar contigo, por eso vine hasta aquí. Claro que me preocupaba como habías llegado, pero confieso que algo detrás hay – rió insolente y yo sonrojé. Entramos y nos sentamos en el sillón, lo invité con algo pero nada quiso, se sentó un poco nervioso, estaba ansiosa y un poco pesarosa también de saber que era lo que aquel chico quería. Lo miré torpemente para que largase algo.
- Bella, le comenté a Billy que te vi con Edward y me dijo que vendría a hablar contigo mañana a primera hora – lo miré sorprendida ¿de qué me estaba hablando? – quiere que sepas un par de cosas, me gustaría contártelas, pero no se si soy el indicado para decirlo bien sin que escapes o corras
- ¿De que hablas Jacob? Nadie les pidió que se metieran en mi vida me parece.
- Pero Bella, realmente es importante lo que tiene para decirte, quizás deba decirtelo yo ahora, aunque no creo tener más tacto que mi padre, de todas formas no creo poder aguantarme.
- No me interesa realmente que tengan para decirme, nadie se mete en mi vida, no lo hacen mis padres, no lo van a hacer desconocidos – dije muy furiosa, tanto que si lo estuviese menos me hubiese arrepentido, pero seguía gritando y balbuceando, detestaba eso, yo no me metía en la vida de nadie, ¿por qué tenían que hacerlo en la mientras gritaba y enfurecía cada vez más por su impertinecia, Jacob intentaba calmarme y calmarse al mismo tiempo.
- Bella, por favor. Calla – en ese momento, Jacob comenzó a comportarse extrañamente, se movió de una manera aterradora.
No podía creer lo que estaba viendo, era peludo, enorme, su cabello castaño entre oscuro y claro en partes, con sus ojos llenos de ira me miraban, a pesar de eso no me moví ni un solo paso. Era un maldito lobo.
En aquel instante alguien me tomó de un brazo y me empujó hacia fuera, sentí un grito tenebroso. Cuando miré, Edward estaba allí haciendole frente a aquel enorme lobo.
-Edward NO, te vas a matar – dije llena de melanconlía.


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